Desde que empezaron a surgir las primeras vacunas contra el COVID-19, salieron muchas interrogantes, entre ellas, la pregunta del millón: ¿evitará la vacuna que nos enfermemos de nuevo? Está claro que esa es la pregunta más importante y que requiere una respuesta rápida y concreta, pero la verdad es que no sabemos, aún.

El proceso a seguir

Una vacuna consiste en exponer al cuerpo a dosis seguras del virus. De esta manera, el organismo estará listo para reconocerlo y tener un mecanismo de defensa ante la enfermedad. La de SARS-CoV-2, coronavirus que provoca la enfermedad COVID-19, fue desarrollada en un lapso de un año, por lo cual deja un par de dudas sobre su éxito. Normalmente, para que una vacuna sea aprobada debe de pasar una serie de pruebas.

Dependiendo del tipo de vacuna es el tiempo que se tarda. Las fases que debió haber superado la vacuna contra el COVID-19 son tres, suponiendo que pase la «fase 0», la prueba en animales.

En la primera fase de pruebas con humanos, la vacuna se prueba en grupos de 20 a 100 personas. Lo que se busca en esta fase es determinar si es efectiva, la dosis necesaria y los posibles efectos secundarios, pero sobre todo, se busca comprobar que no sea un riesgo para la salud. En la fase dos, la cual cuenta con una muestra de personas mayor, se prueban en el corto plazo los efectos secundarios descubiertos previamente, así como las reacciones del sistema inmunológico ante la vacuna. En la última etapa, la fase tres, participan miles de voluntarios. Estos voluntarios reciben la vacuna aleatoriamente. Los resultados de las personas que fueron vacunadas se comparan con las que no lo fueron. Además, se recopilan datos estadísticos sobre la efectividad de la misma y la seguridad de la vacuna. También, pueden surgir efectos secundarios no identificados en la fase dos.

Con base en todo este proceso descrito, ¿podemos afirmar la seguridad de la vacuna del COVID-19?

La pregunta del millón

La respuesta rápida y concreta a la pregunta es, según los expertos, aún no podemos saberlo. De entrada, aún no se sabe específicamente la inmunidad que otorgarán las vacunas, si es inmunidad efectiva o inmunidad esterilizante. Es por ello que no se puede afirmar que las personas que reciban la vacuna no se vayan a enfermar del todo. Hasta el momento solo se ha medido la capacidad de las vacunas de no desarrollar los síntomas de la enfermedad.

 

Las pruebas para medir si evitan la transmisión del virus ya han empezado y se espera que se tengan los resultados en unas semanas o meses. De esta misma, aún no se puede determinar si se puede contagiar a las personas a pesar de estar vacunado. Lo único seguro es que se necesitan más pruebas.