El mundo habla de cuatro verdaderas estrellas que han cambiado por completo la vista de los deportes a lo largo de la historia. El primero de ellos es Pelé, el magnífico bailarín carioca. Otro es Muhammad “The Greatest” Ali, seguido del imparable y temido Michael Jordan. De este trío, ¿quién más podría compararse con su grandeza? Nada más y nada menos que George Herman Ruth, el fenómeno que creo la rivalidad más dura de todos los deportes: New York Yankees sobre los Boston Red Sox.

Nueva York logró imponer su estilo de juego para enmarcar las bases del rey de los deportes, pero, a inicios de 1900, Boston rápidamente aprendió de él para no demorar su tiempo de gloria. Los entonces Americans fueron los primeros en ganar una Serie Mundial en 1903. Para entonces ya tenían una marca ganadora en contra de la franquicia rayada, que entre 1901 y 1903 eran conocidos como Baltimore Orioles.

Mientras cambiaban de Orioles a New York Highlanders y, posteriormente a Yankees, Boston tenía todo en el diamante con su segundo título y, más adelante, otros tres que fueron entregados por la leyenda de Babe Ruth. Desde entonces las peleas entre estos dos ya eran un tema de conversación, pero nada relevante como para marcar un odio especial entre este par de organizaciones.

Si tuviéramos que hablar de la verdadera bomba que explotó lo que sería la mayor rivalidad de rivalidades, hay que poner en la mesa el nombre de Harry Frazee. Siendo este productor de Broadway, compró al equipo en 1916 por 500 mil dólares y era claro que nadie iba a entrometerse en su camino. Creer que el maltrato de Jerry Krause a Scottie Pippen en los Chicago Bulls era un abuso, habría que pensar en el nulo reconocimiento de Frazee a la labor de Ruth.

Después de 49 pelotas fuera del parque y tres campeonatos de Las Mayores, el nuevo dueño decidió que la actitud de El Bambino por recibir un contrato más extenso era impensable y optó por mandarle un regalo a su amigo Jacob Ruppert -dueño de los Yankees- para poder financiar su proyecto No, No Nanette. Lo que estuvo en medio del traspaso en números fue lo de menos cuando el tiempo le dio la razón a Ruth, quien en 14 años firmó su nombre en los libros de historia.

Si en 1918 había conseguido la mejor marca de home runs con 29, esa cantidad se quedaría diminuta en los años por venir. El jardinero dio en su primer año con los del Bronx 54 cuadrangulares, los cuales solo fueron creciendo hasta alcanzar la suma de 60 en 1927, el ciclo en que la novena ganó su segundo Clásico de Otoño.

Y si en esas líneas no se menciona ni una sola vez a las Medias Rojas, es porque una maldición –The Curse of the Bambino-, de 86 años, los colocó en una oscuridad poco conocida para sus primeros pasos en el mundo del béisbol. Mientras los Yankees ganaron 4 Series Mundiales en 7 años con Ruth al bat y después se adjudicaron 19 más, Boston no podía ni recordar lo que significaba ganar a ese nivel con tan solo cuatro banderines de la Liga Americana.

Ni decir de todos los peloteros que Boston le dio a los bombarderos y que tuvieron una mejor carrera con ellos como el caso de Ruth. Con el paso de los años, el odio hacia el “Evil Empire” solo aumentaba. Si además de entregar jugadores envueltos y con moños, no había manera de vencerlos, la razón de coraje hablaba por si sola.

En una de las múltiples historias desgarradoras para los BoSox, corría el curso de 1961 y los Yankees iban en un viaje sin escalas hacia el título de la MLB, pero, antes, decidieron que era mejor hacer una parada de récord contra sus muchachos.

Roger Maris al bat. Él, además de un Mickey Mantle lesionado, se perfilaba a romper la marca individual de cuadrangulares de Ruth (60). En la última jornada de la temporada regular, Tracy Stallard desde el montículo disparó la bola, pero Maris se despidió de ella para anotarse su meteoro 61 de la campaña y semanas más tarde el trofeo número 19 en las vitrinas de Los Malosos.

[video_youtube url_video=» src=»https» description=»Alex Rodríguez y Jason Varitek marcaron una de las mayores peleas entre estos dos conjuntos.»]

Esas es uno de los miles de cuentos que se recapitulan en casi 2 mil 300 enfrentamientos entre estos dos. Además de ponches y bateos, las peleas también han sido para enmarcar: desde el apagón de luces que recibió el pitcher George Winter hasta trifulcas mucho más recientes como el intercambio de puños entre Tyler Austin y Joe Kelly.

Los números de hoy siguen favoreciendo a los New York Yankees con más títulos, victorias y el triunfo con mayor diferencia (22-1). Sin embargo, ni eso ni las 800 palabras que han leído son suficientes para hacerle justicia al monstruo enciclopédico que es esta enemistad. 119 años y más narraciones que nunca dejaremos de agradecer por el simple hecho de un ‘bambino’ que tuvo que ir a escribir sus hazañas a otra casa.