La National Hockey League (NHL) ha visto pasar a miles de nombres que dejan su marca en el hielo. Dentro de los más de 100 años de su historia han existido jugadores que no solo se quedaron en los títulos colectivos e individuales, sino que alcanzaron una meta mayor para posicionarse entre lo mejor de la élite.

A continuación te explicamos la vida de tres ex estrellas consideradas como valuartes de la NHL.

Glenn Hall

Mr Goalie

La posición de portero no es una que se deba considerar menor y esto lo dejó en claro el gran Glenn Hall. Hall logró un récord oficial de participación en 502 partidos; sin embargo los registros de la NHL también han llegado a señalar un total de 906 partidos en toda su carrera, asistiendo a cada uno de ellos de principio a fin. Mr. Goalie era uno de los pocos que eran conocidos por no usar protección para la cara y, aún así, logró convertirse en la eminencia que ganó hasta seis trofeos de la Copa Stanley.

Sus victorias fueron con varios equipos, dos de ellos siendo los que empezaron la historia de la NHL: los Detroit Red Wings y los Chicago Blackhawks. A pesar de ser parte de estos titanes, Hall demostró que podía ir más allá al mando de su propio equipo, tal y como lo hizo con los St. Louis Blues. Este conjunto arribó al certamen en 1967 y eligió en Hall  a la pieza clave para darse a conocer. A pesar de no poder conseguir la Stanley Cup, sin duda se presenciaron los mejores de años de la carrera de Mr. Goalie. Puede ser que solo haya jugado cuatro temporadas en St. Louis, pero Glenn aún así ganó 47 juegos con ellos y finalizó su récord de partidos añadiendo 140 a su cartera.

Hoy Glenn a los 88 años de edad sigue manteniendo el mayor récord de partidos completados. Además, su marca oficial en los libros de récords registra 502 partidos en temporada, sin contar 49 en post-temporada.

“Tendrías que tener buena suerte para tener una carrera como la mía, y yo la tenía”, sentenció Glenn Hall.

Charlie Conacher

Conacher

El talento y fuerza dentro de la cancha son parte esencial de cada jugador y, así, Charlie Conacher lo demostró con su potencia al jugar. Tal vez él no fue una persona de gran tamaño para el estilo estadounidense al medir 1.85 m, pero dentro de la cancha obtenía una gran fuerza, lo cual lo llevaba a dar un increíble desempeño. Charlie llegó a ser un terror para los guardametas al grado de recibir el apodo de Big Bomber. Su control y fuerza sometidos en el disco hacían disparos letales contra el arco rival.

La historia demuestra que en el campeonato de 1932, al combatir por el título ante los New York Rangers, un joven Conacher amenazaba con cada disparo que hacía. Uno de estos intentos de gol marcaron el partido cuando el portero de los Rangers recibió el impacto cerca de la boca del estómago. El golpe fue tan duro que describió la sensación como un disparo hacia su corazón.

Puede ser que “The Big Bomber” Conacher no haya salido victorioso en esta ocasión, pero esto no definió su trayectoria, sino su gran técnica a la ofensiva. El canadiense  era un profesional que vino de la nada para después formar parte de la lista de la NHL de los 100 mejores jugadores de la historia. Un jugador que llegó para demostrar la fuerza en el hockey en sus inicios y fue predecesor para otros poderosos jugadores como Al MacInnis y Bernie Geoffrion.

King Clancy

Clancy

Las amistades más fuertes se forjan en el campo de batalla, como es el caso de Clancy y Conacher; una amistad que puede ser comparada con la de Shaq y Kobe en el baloncesto. Ambos jugadores se enfrentaron a desafíos donde su desempeño de equipo se ponía a prueba y en donde ambos daban lo máximo para respaldar al otro. Compartieron emocionantes momentos llenos de pasión en el combinado de los Toronto Maple Leafs, como lo fue el ganar la primera Stanley Cup para el equipo en 1932.

Conacher siempre lo describió como su protección, siempre lo respaldaba desde la defensa permitiéndole salir a jugar al frente y detonando su potencial. Clancy demostró ser una parte clave para los Maple Leafs siendo seleccionado por una cantidad de 35,000 USD en 1930, lo cual aumentaba la popularidad del equipo cada vez que se presentaba en el partido. Se le reconoce como uno de los jugadores que pasó a la historia por las 592 aperturas consecutivas que logró a lo largo de su carrera; también fue seleccionado en 1958 para el Salón de la Fama por su aportación al hockey como jugador y coach defensivo.

Antes de retirarse y terminar con su carrera, Clancy volvió a ganar el primer lugar en el All-Team Stars en 1934. A lo largo de su carrera jugó un total de 592 juegos, anotó un total de 137 goles, participó en 150 asistencias y obtuvo un total de 287 puntos.

Clancy falleció en 1986, un pérdida muy trágica para el hockey, pero dejó su legado con el trofeo King Clancy, el cual es otorgado al jugador que haya dado su mayor aportación, como lo hizo Clancy en toda su carrera.

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