El tráfico de armas genera problemas como la inseguridad que se vive en las calles de México, el terrorismo en Estados Unidos o las guerrillas en Colombia y Centroamérica.  Es causa del terror que vive la gente al escuchar un balazo afuera de su casa, del temor de vivir en una zona roja, de ir a la escuela y no verse involucrado en una balacera, o de pisotear los derechos humanos de miles de personas, incluso de hasta delincuentes como en los hechos recientes de El Salvador.

En México, a pesar del peligro que representa el COVID-19, el enemigo principal es la violencia. Tan solo Marzo de 2020 se convirtió en el mes más violento de la administración de Andrés Manuel López Obrador, según el informe de seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Mientras que AMLO pide a los delincuentes que ya “le bajen”, los homicidios con arma de fuego permanecen, ya que de los dos mil 616 delitos de esta categoría que hubo en marzo de 2020, mil 873 se realizaron con arma de fuego.

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En nuestro país se pueden comprar armas legalmente en una sola tienda. Se trata de la Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones, dependiente de la Dirección General de Industria Militar. Sin embargo, la manera ilegal de acceder a ellas es la elección de los criminales.

Según cifras del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI), entre 2001 y 2018 se incautaron alrededor de 250 mil armas de fuego en la República Mexicana.

Aunque, de acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el 70% de ese armamento entró por la frontera entre México y Estados Unidos. Además, existen 13 millones de armas de fuego ilegales a lo largo del país.

Víctor Hernández, profesor de la Universidad Panamericana y especialista en seguridad nacional, explica este fenómeno.

“Es decir, palidecen las 250 mil armas incautadas versus los 13 millones de armas de fuego ilegales que se estiman que hay en el mercado mexicano”.

En promedio, desde 2012 y hasta la fecha, se cometen más de 5 millones de delitos con armas de fuego de acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización que publica el INEGI.

“Hablar del tráfico de armas es hablar necesariamente de la relación México – Estados Unidos”, explica Hernández.

Migración de armamento

El también colaborador del programa Politeia, Víctor Hernández, comenta que México debe apegarse a las políticas de Estados Unidos por dos razones:

  • Estados Unidos es el primer exportador de armas a nivel mundial.
  • Nuestro vecino del norte es el primer mercado de drogas a nivel mundial.

Además, Estados Unidos se ha convertido en la opción de compra de armamento para grupos criminales debido a que en nuestro país es difícil conseguir una. A esto se suma el costo-beneficio que ven los delincuentes.

“En Estados Unidos las armas son relativamente baratas porque hay mucho mercado, en cambio aquí la Sedena te las vende a dos o tres veces su precio que si las compraras en Estados Unidos”, explica Hernández.

En octubre de 2019, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el de Donald Trump acordaron congelar el tráfico de armas.

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“Esto (el acuerdo entre AMLO y Trump) es completamente falso, todos los sexenios hay un tipo de conversación así y el problema es electoral en Estados Unidos. El lobby de armas en EE.UU es muy poderoso al momento de decidir quien gana o quien pierde una elección”.

A pesar de eso, la inseguridad permanece en la sociedad como el “Culiacanazo”, un operativo que se realizó en octubre de 2019 para captura al hijo de “El Chapo Guzmán”, Ovidio Guzmán.

Estos hechos demostraron que el narcotráfico estaba más armado que el ejército, comenta Hernández.

“La delincuencia tenía claramente más blindaje, tenía mejor calibre que los soldados mexicanos, además de que estos están atados a protocolos de uso de la fuerza, mientras que el narco puede hacer lo que quiera”.

No se puede hablar de tráfico de armas sin hablar de narcotráfico

La sangre se derrama y traspasa fronteras debido al tráfico de armas. El problema no se enfoca solo en México y Estados Unidos, debido a que el narcotráfico y distintas guerrillas a lo largo de América Latina usan armamento ilegalmente.

En Colombia, los grupos narcoterroristas reciben sus armas de tres países principales: Cuba, Venezuela y Nicaragua.

“El resto del continente americano fue una región con mucha inestabilidad política, hubo muchos golpes de Estado, algunos de ellos descaradamente orquestados por el gobierno de EU. Este proceso de armado de los grupos subversivos, que organizaban estos golpes de Estado, dejó arsenales muy importantes en la región y que en algún momento se empezaron a mover”.

El uso de armas en América se conecta con el narcotráfico, debido a que este es un negocio lucrativo, en especial la cocaína, lo cual genera un círculo de transacciones:

“Hay ocasiones en que los cárteles mexicanos pagan en especie, es decir, pagan armas a cambio de toneladas de coca o pagan efectivo y a su vez ese dinero en efectivo se traduce en armas que compran los grupos narcoterroristas colombianos”, señala Hernández.

A pesar de que el suministro de armas se ha centrado en América, también se ha buscado conseguir armamento de Medio Oriente, África y Europa, como el caso del buque Karina:

“Recuerdo hace 30 años el caso del buque Karina, que el grupo M19 (guerrilla colombiana) lo contrató para traer armas de África y en su momento fue hundido por la Marina de Colombia”, narra Víctor Hernández.

Hace 35 años se hundió el buque Karina, que transportaba armas para el grupo M19. Foto: Oiga Hermano

Ante esto, las estrategias para combatir la inseguridad y el tráfico de armas se encuentran sin maniobra al enfrentarse a los grupos criminales. Las cifras no son nada alentadoras, y los derechos humanos siguen sin ser prioridad en el combate a la delincuencia.