México es un país surrealista, el surrealista por excelencia, según André Bretón. Lo mágico y sorprendente se distribuye por toda la nación, pero hay lugares donde parecen concentrarse, uno de estos es el Mercado de San Juan.

El recinto está ubicado en el centro de la Ciudad de México, en la calle Ernesto Pugibet. Es en este lugar único, la excentricidad gastronómica es más que comida, al convertirse en una experiencia de ensueño.

No solo es un mercado exclusivo para la vida culinaria de los mexicanos, sino también es un destino turístico donde visitantes de todo el mundo asisten movidos por la curiosidad. Así que nos dimos la tarea de adentrarnos y conocerlo más a detalle.

La mayoría de los locales ofrecen los productos típicos de la gastronomía mexicana: fruta, verdura, pescado, carne de cerdo o vaca y quesos. Pero también hay aquellos con productos que pocos se atreven a probar: tarántulas, alacranes, cocodrilos, venados, leones de montaña, entre otros. Aquellas son las excentricidades del lugar.

Había exactamente tres locales adentro del Mercado San Juan donde se podían probar todos estos alimentos que están fuera de tu rutina. Entre ellos comparamos precios, variedad, presentación y preparación de los alimentos. Todos eran iguales, pero hubo una pequeña diferencia que nos robó la atención.  Esa diferencia se llama Benjamín Rodríguez, un hombre de 78 años con una experiencia de 42 años vendiendo excentricidades. Platicamos con él sobre su vida y productos.

¿Cuál es el alimento que más venden?­

Lo que más vendemos son los alacranes (130 pesos mexicanos) y la carne de venado (260 pesos el corte), que vienen acompañados de un pulque artesanal o una copa de mezcal, (100 pesos cada bebida).

El mezcal viene de las pirámides de Tajín. Pero el animal que más fama tiene es la tarántula, toda la gente pregunta por ella, pero casi nadie la come (500 pesos).

¿Y los alimentos de dónde provienen?

La carne viene de criaderos de Puebla, Guanajuato, Hidalgo, Guadalajara, Monterrey y Texcoco. Aunque los de la SAGARPA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) nos tienen muy vigilados, y por eso, llevamos todos nuestros procesos por la vía segura.

¿Qué nos puede decir acerca del modo de preparación?

En el caso del alacrán, se comienza a freír con mantequilla, hasta que quede bien quemadito como chicharrón; después, le agregamos aderezo de sal de gusano o chapulín.

Con la carne de codorniz, avestruz, venado, jabalí, cocodrilo, y león, la carne es más suave de lo normal, tiene un sabor más salado a comparación de la carne de cerdo y de vaca, pero cuando preparamos carne de león, huele muy mal, porque es el animal que más toxinas trae, pero es de los más deliciosos.

En los insectos, no hay alguna preparación en especial, ya que se pueden solamente freír y comerlos como botana.

¿Hay algún peligro al ingerir este tipo de alimentos?

Para nada, de hecho, estos son manjares. Esto lo comían los antepasados y es por eso que vivían más. Aparte, son alimentos con bastantes proteínas que te ayudan a la salud, por algo también dicen que los insectos son el alimento del futuro.

 ¿Algún cliente ha tenido una mala experiencia?

Al contrario, siempre salen sorprendidos y con una sonrisa. Hay veces que me como los alacranes en frente de los turistas, para que se animen a probarlos y vean que no pasa nada, aparte saben a chicharrón. Ojalá la gente se animara más, no saben mal y son muy sanos.

¿Qué nos podría decir acerca de su trabajo?

Pues mira, la necesidad es la madre de todos los trabajos, por ejemplo, los que nos traen los alacranes son gente de provincia que necesita comer de alguna u otra forma, por eso los consiguen ahí en Durango y como hay bastantes, esa es su manera de conseguir como vivir.

A mí, me encanta mi trabajo. Cuando recién llegue a este lugar, era pura tierra y cerca había una fábrica de cigarros, entonces el dueño vio que se empezó a poblar y donó el terreno al gobierno. El gobierno nos hizo el mercado.

Empecé vendiendo que dos conejos, que unos cuantos lechones y codorniz. De poco a poco, fui creciendo, nunca faltó quién comprara mi carne, también vendía verduras, pollo y tortas. En realidad, vendía lo que sea. Ya después se fue llenando el mercado. Y lo que más me da orgullo es que todos los productos son nacionales, México es el único país donde se da todo esto.

 ¿Ha tenido complicaciones en su trabajo?

Tengo tres balazos en el brazo, porque hace más de 30 años yo manejaba mucho dinero y me asaltaban mucho y me veía obligado a defenderme.

Un día llegaron tres pelados a asaltarme y que les vacío la pistola, es algo de lo que no me arrepiento, pero tampoco estoy orgulloso. También, a veces, de tanto trabajar, se me olvida almorzar, pero me alimento muy bien, yo superé el cáncer comiéndome una cascabel, y para los que no saben, el zorrillo cura el acné, las alergias y el asma, así que también podríamos ser una especie de farmacia.

A pesar de los problemas que a veces surgen en el trabajo, me gusta venir todos los días a recordarles a sus madres a toda mi gente. El trabajo es bonito y el trabajo deja de ser trabajo cuando a uno le gusta.