¿SEGA? ¿Y eso qué es? ¿Son los que hacen los juegos de Sonic? Estas son las preguntas que al día de hoy cuando el nombre de SEGA es pronunciado, pero hubo una época en la que Nintendo temblaba con tan solo escuchar esas sílabas.  

¿Cómo es que una compañía puede pasar de ser la causa de las pesadillas de Nintendo a ser una palabra prácticamente desconocida? Aquí te lo contamos.

El origen de SEGA

Alrededor del año de 1965, las compañías Service Games y Rosen Enterprises se fusionaban, dando origen a lo que actualmente conocemos como SEGA. Así, la empresa comenzaría a dedicarse a la fabricación y exportación de máquinas recreativas, como ya venía haciendo tiempo atrás Rosen Enterprises.

Con un éxito modesto, la organización se mantendría bajo este esquema de negocios, realizando algunos discretos intentos para entrar en el mercado de las consolas de videojuegos domésticas.

Tras la crisis que el mundo de los juegos sufrió en 1983, sería Nintendo quien se levantaría como el encargado del renacimiento de la industria para 1984. Dos años más tarde, SEGA lanzaría la Master System, con la intención de competir contra el reinante NES de su archirrival japonés. Esta consola con gráficos en ocho bits logró abrirse hueco en el trono que Nintendo había guardado para sí mismo. 

Sin embargo, no sería hasta la era de los 16 bits cuando SEGA en verdad comenzaría a hacer sudar a la competencia. Con la intención de dejar atrás al resto, enfocó todos sus esfuerzos en adelantarse respecto a la salida de su más reciente consola. 

Bajo el nombre de MegaDrive en Europa y en Japón, y denominado como Génesis en el territorio americano, SEGA logró conquistar los corazones de miles de jugadores alrededor del mundo, logrando así competir con la Super Nintendo de su rival.

Roldmesa

El erizo azul

A pesar del éxito, algo hacía falta para asegurarse de que SEGA permaneciera en la mente de la audiencia gamer. Era necesario crear a un personaje capaz de superar al icónico Mario de Nintendo.

Por tanto, SEGA dio inició a la labor de crear a quien sería su mascota estrella. Fue así como Sonic, el erizo, salió a escena, autoproclamándose como un personaje más rápido, cool y rebelde que su enemigo plomero. 

En definitiva, Sonic fue esencial para que la empresa alcanzara tal éxito, pues los títulos del erizo eran la sensación en ventas durante la época. Atrás habían quedado los días donde un fontanero bonachón acudía a rescatar princesas, la velocidad y el estilo de Sonic representaba la irreverencia y la diversión que los niños buscaban.

Muchas consolas y accesorios a la vez

Fue tal el éxito de la SEGA Genesis (o MegaDrive), que la empresa no pudo evitar sacarle más provecho. En esta época, los bits eran un fuerte argumento de ventas para la industria de los videojuegos, por lo que la compañía (sobre todo en su división norteamericana) enfocó sus esfuerzos en desarrollar un aditamento capaz de hacer que su consola de 16 bits se convirtiera en una de 32 bits.

Así surgió el “32 X”, un accesorio que por el precio de $99 dólares estadounidenses de esa época convertiría a tu consola en una máquina más potente. Además, SEGA de Norteamérica decidió acompañar este aditamento con otro más: El SEGA CD.

Como su nombre señala, este segundo accesorio tornaría a la más reciente consola de la empresa en una capaz de leer CD´s, sustituyendo así a los antiguos cartuchos. 

No obstante, sin mucha diferencia de tiempo, en Japón se anunciaba una nueva consola: el SEGA Saturn, la apuesta definitiva de la organización por los gráficos de 32 bits.

 

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Entre tantos accesorios y dispositivos lanzados al mismo tiempo, los consumidores no terminaban de comprender cuál era la intención de SEGA, y aún más difícil se volvió para los fanáticos de la compañía decidir en qué producto invertir su dinero.

Debido a ello, el Saturn no gozó de demasiado éxito fuera de territorio japonés. Y para poner aún más leña en el fuego, Sonic, quien gozaba de gran popularidad en Norteamérica, no se hizo presente en la más novedosa consola debido a dificultades con las nuevas tecnologías con polígonos en 3D. 

Todo o nada

El alguna vez mayor competidor de Nintendo se encontraba en serios aprietos, pues las decisiones de la división norteamericana, junto con el modesto éxito del Saturn no habían resultado baratos para la empresa. De cometerse otro error tan grande, SEGA estaría destinada a la quiebra.

Era necesario enfocar todos los esfuerzos en una última apuesta: Un todo o nada por rescatar la compañía a través de un éxito financiero. Así, dio comienzo el desarrollo de la que se convertiría en su última consola: la Dreamcast.

A pesar del entusiasmo, los recientes fracasos de la compañía causaron que los Third-parties perdieran su la confianza en la empresa del erizo azul, por lo que SEGA destinaría todo hacia sus títulos “First-party”. 

Además, la innovación tecnológica no se quedaría atrás en la Dreamcast: el enfoque multijugador se vería presente, en conjunto con los gráficos en 3D que eran  populares en la época. 

Llegó el año de 1999 y la última oportunidad para la empresa del erizo salió el mercado. A pesar del éxito inicial que la Dreamcast gozó, este se esfumaría un año más tarde, con la salida del Play Station 2, por parte de Sony.

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Para poner los resultados en comparación, mientras Sony vendió más de 157 millones de consolas, convirtiendo al PS2 en la consola más vendida de la historia, SEGA únicamente sobrepasó los 10 millones de unidades vendidas. 

Con estas cifras en mente, no queda más que concluir que el último intento de la empresa del erizo azul no logró su cometido de rescatar a su compañía. No quedó más remedio para la empresa que anunciar su salida del mercado de consolas para el año del 2001. Así, SEGA se convertiría -hasta día de hoy- en un third-party, publicando juegos para diversas compañías, entre ellas, Nintendo, quien alguna vez fue su más grande rival.

 

El logo de SEGA a través de su historia

Logos de Marcas