Varias organizaciones a favor del medio ambiente se han expresado preocupadas por el impacto ecológico que tendrá el Tren Maya. Aunque han tenido éxito en algunas cosas, concuerdan en que uno de los mayores problemas para contrarrestar el impacto es la transparencia.

La construcción del Tren Maya es el proyecto más ambicioso de la administración actual, que conectará los puntos más importantes del sureste de México. Sin embargo, la zona es de las más ricas en flora y fauna del país, además de tener un papel esencial como reserva hidrológica. 

Lo que se ha logrado: Calakmul

En marzo, un juzgado concedió a comunidades indígenas Mayas y Choles, una orden para detener la construcción del Tren Maya en el municipio de Calakmul. 

Calakmul en Campeche es un punto aparte dentro del impacto ecológico que tendrá el tren. Además de que podría ser una de las más afectadas por el proyecto, se trata de una zona muy importante.

Ocupa el segundo lugar en tamaño macizo continuo de selva después del Amazonia y conserva la mayor reserva mexicana de bosque tropical. Además, es una zona fundamental para la captación y formación del agua de lluvia. Otras ciudades de la península de Yucatán dependen de suministros de agua de Calakmul, como Mérida o Cancún. 

Sin embargo, asociaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, advierten que la zona no tiene servicio de recolección de residuos y que en los últimos años ha sufrido sequías. Al volverse un punto dentro de la ruta del tren, se vería presionado de recibir 40 mil visitantes al año, a casi tres millones. Calakmul podría sufrir crisis de recolección de residuos y desabasto de agua. 

En la zona también está una de las Áreas Naturales Protegidas más importantes, la Reserva de la Biosfera de Calakmul. Tanto el estudio del Conacyt como el de Pronatura advierten que el trazo del tren afectaría a esta zona. En ella se encuentra una población importante de jaguares, una especie en peligro de extinción. 

Ahí también se encuentra el “volcán de los murciélagos”, que alberga a más de tres mil murciélagos y varias especies en peligro de extinción, como pecarís labios blancos, pumas y zopilotes.

Por ahora, debido al dictamen del juez la construcción en Calakmul está detenida indefinidamente. Sin embargo, aún falta que se resuelva el amparo por completo, así que no es definitivo que se cancele el paso del Tren Maya por la zona.

Piden transparencia

Aunque fue una asociaciones la que logró este dictamen, otras como el Cemda, Pronatura y Greenpeace tambien están están preocupadas. Identifican que no sólo es el problema del impacto ambiental, sino también por la falta de transparencia.  

El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), institución a cargo del proyecto, declaró a principios de junio que no se han hecho estudios de impacto ambiental. Los estudios se llaman Manifestación del Impacto Ambiental (MIA) y es requisito para cualquier obra desde hace 32 años. Sin embargo, argumentaron que no es necesario porque es una «renovación» de las vías existentes.

Sin embargo la historia no termina ahí, puesto que también hay preocupación por la forma en que se ha consultado a las poblaciones indígenas. Greenpeace, por ejemplo, advierte que el proyecto afectará directamente a cuatro comunidades indígenas. A éstas no se les ha hecho una consulta en forma, como está establecido en el Convenio 169 de la OIT (algo que ya denunció la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos). 

De hecho, se ha dicho que el tren será subterráneo en la ciudad de Mérida, una zona donde la mayor parte del agua se encuentra bajo el suelo. Al preguntarle a Viridiana Lázaro de Greenpeace sobre este punto, afirma que ese es uno de los problemas donde se nota la falta de transparencia, pues no hay información disponible sobre cómo se llevará a cabo el proyecto, ni en Mérida ni en otras partes. No hay estudios de impacto medio ambiental en forma y las asociaciones que han presentado su preocupación no han recibido respuesta de parte de las autoridades. 

“Hay una falta de transparencia desde quién impulsa el proyecto que es totalmente desinformada. Más bien está vendiendo el proyecto sólo diciendo los beneficios sin decir las consecuencias negativas”, comenta Viridiana.

¿Quiénes están ayudando a contrarrestar el impacto ecológico?

A todo esto, los colectivos locales son los que se encuentran más preocupados y activos para proteger el ambiente, así como a los habitantes de la zona. Hasta ahora han logrado pequeños pasos como en Calakmul.  

En diciembre Alianza Nacional envió una carta al Fonatur destacando nueve puntos a considerar para el tren. Entre ellos está un estudio de impacto ecológico que debe de ser hecho en el transcurso de un año, para conocer el comportamiento del ambiente y los animales en cada estación. 

Además, el pasado 1ro de junio 159 organizaciones y 89 activistas presentaron una carta al Presidente, luego de que diera el banderazo para la construcción del primer tramo. La puedes leer aquí, si te interesa conocer más sobre los temas que se están discutiendo.

¿Cómo podemos apoyar a que haya más transparencia?

Por ahora, Viridiana comenta que lo que podemos hacer como ciudadanos es buscar asociaciones que estén reuniendo firmas, pero sobre todo informarnos. 

Greenpeace, por ejemplo, está promoviendo que el plan de recuperación económica de la actual administración sea verde y justo, es decir, que los recursos que ganen este tipo de proyectos sean destinados a la sustentabilidad y cuidando los derechos humanos. Este plan incluye rubros como los megaproyectos, y lo puedes consultar aquí. 

Otras asociaciones que están reuniendo firmas son Salva la selva, y 212, 759 personas ya firmaron la petición de Change.org

Proteger la zona de la península de Yucatán es de vital importancia no sólo por quienes se sustentan en ella, tanto seres humanos, como animales y plantas, sino para todos los mexicanos. 

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