Al son de “Cielito lindo” el papa Francisco fue recibido en el aeropuerto de Ciudad Juárez, Chihuahua. A las 11:11 descendió por las escaleras del avión llamado “Misionero de Paz” de Aeroméxico, mismo que regresará a su santidad a la ciudad de Roma. César Duarte, gobernador del estado de Chihuahua, recibió al sumo pontífice junto con obispos de la diócesis local y con Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía.

El papa no quería despedirse de México sin antes visitar a los reos del centro penitenciario Cereso número 3. Este penal era considerado uno de los más peligrosos de la República Mexicana, ya que estaba dominado por la delincuencia organizada.

La interna Evelia Quintana Molina dirigió unas palabras al papa Francisco. Compartió cómo se siente dentro de la cárcel: “nos sentimos expuestos, vulnerables y solos”. Dijo que no son dueños de su presente pero sí son dueños de lo que viene, de su futuro. La cárcel sirve para reflexionar y hacer conciencia de sus actos. No quiere que los hijos de cada uno de los reos repitan la historia de sus padres.

Por otra parte, Evelia le agradeció al santo padre su presencia. “Queremos agradecerle por tomarnos en cuenta. Gracias por su sencillez y su humildad. Bendito sean los pies que vienen en el nombre de Dios”, concluyó. El papa Francisco la bendijo mientras ella conmovida lo abrazó.

Cortesía: @JuventudCatolik

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Terminado el testimonio de Evelia, algunos reos pasaron de uno en uno a saludar al santo padre. Muchos de ellos, conmovidos, lo abrazaban y pedían su bendición. Con cariño el papa les dirigía unas palabras de aliento.

Después de unos minutos, el papa Francisco ofreció un discurso frente a los miles de reos reunidos en el patio del Cereso. Considera que se han perdido varias décadas pensando que la solución a los problemas es aislando y encarcelando a las personas.

“Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra preocupación: la vida de las personas, sus vidas, las vidas de sus familias, la de aquéllos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia”.

Argumentó que las cárceles son un síntoma de cómo se encuentra una sociedad, se crea una cultura de descarte. En ocasiones las cárceles pareciera que incitan a que las personas continúen cometiendo delitos en lugar de promover la rehabilitación.

“La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes sino que comienza antes, comienza afuera de las calles de la ciudad”.

Pidió a los presentes que rezaran y guardaran unos minutos de silencio para que cada uno pidiera perdón por sus actos. Mencionó que lo hecho, hecho está y no se puede volver atrás pero aseguró que se puede escribir una nueva historia hacia delante.

Durante su mensaje, el papa Francisco argumento que así como los presos le han fallado a la sociedad, la sociedad les ha fallado a ellos.

“Siempre que entro a una cárcel me pregunto… ¿por qué ellos y no yo?”

 Al término de su mensaje el papa se acercó a los reos, quienes se encontraban muy conmovidos por sus palabras.

Karla Horton