Las Meninas es uno de los cuadros más famosos del pintor Diego Velázquez. Desde 1656 ha cautivado a generaciones con sus sombras, perspectivas y colores. Sin embargo, siempre tiene nuevos detalles que nos revelan nuevos misterios dentro de la obra. En este caso, se trata de un jarrón de barro de origen latinoamericano en el medio de la pintura. Se ha convertido en el nuevo centro de atención y ha desvelado muchos misterios de la época. En esta nota, te presentamos el contexto, personajes y el misterio.
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Personajes de Las Meninas
En primer lugar, podemos ver a Velázquez de unos 57 años siendo el pintor de la Familia Real Española. Su autorretrato de tamaño natural, logró crear un cuadro sobre un cuadro en una superficie imaginaria de un lienzo que no vemos.
En el centro del cuadro vemos a la infanta Margarita, hija del Rey Felipe IV y Mariana de Austria (que se encuentran en el espejo detrás de la infanta) junto con un par de damas de compañía. Los cortesanos de alrededor completan el paisaje dentro del Palacio Real.
Percepciones y puntos de fuga
En la puerta del fondo de la pintura, vemos al chambelán de la reina abandonando el lugar. Mientras que los reyes los vemos en el espejo que no se sabe si fue un reflejo de ellos o Velázquez ya había pintado un cuadro de ellos. Estos 2 aspectos hacen que muchos espectadores observen con más detalle la obra y concluyen que hay más acción de la que ven nuestros ojos.
El gran objetivo de la pintura es buscar de manera activa lo que no vemos a simple vista y comprender en dónde se encuentran.
Por otro lado, los puntos de fuga juegan con el ojo del espectador.Las líneas guían al ojo al punto de fuga que es la puerta y al mismo tiempo, el espejo manda nuestra atención a la parte posterior en donde analizamos otras realidades. Constantemente salimos y entramos a la pintura.
¿Y dónde está la pieza latinoamericana?
Así como lo principal es importante, también lo son los detalles. Un jarro de origen mexicano se encuentra en la obra y ha causado furor en los espectadores.
Se trata de un punto vibrante rojo que la dama de compañía le ofrece a la infanta. Es un jarro de barro. Este tipo de materiales conocido como búcaro, era uno de los objetos de artesanía más codiciados entre los que los exploradores españoles del Nuevo Mundo llevaban de vuelta a Europa en los siglos XVI y XVII.
De acuerdo con el historiador de arte, Byron Ellsworth Hamann, que estudió el origen de muchos de los objetos que aparecen en los cuadros de Velázquez. El brillo del jarro y el tono rojizo lo distinguen como un producto de Guadalajara, México.
Un mezcla de especias locales horneadas en la arcilla, aseguraban que cualquier líquido que contenga estuviera perfumado. Había otra función oculta que se usaba en las niñas de la aristocracia española. Se trataba de mordisquear los bordes y lentamente los devoraban.
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La consecuencia de consumirla era un «blanqueamiento» de la piel hasta adquirir un color pálido casi fantasmal. En esa época, era signo de riquezas y una aspiración de belleza. Esto era menos peligroso que otras formas como untarse la cara con una pasta veneciana hecha de plomo, vinagre y agua, que resultaba en envenenamiento de la sangre, pérdida de cabello y muerte.
Sin embargo la ingestión del búcaro provocaba alucinaciones, reducción peligrosa de glóbulos rojos, parálisis de los músculos y la destrucción del hígado.
Simbolismo de Las Meninas
Finalmente, este cuadro sigue mostrando simbólicamente el ocaso imperial y con este nuevo descubrimiento, nos revela un nuevo misterio. Muestra la evaporación del yo y evanescencia del mundo material al traer el búcaro en la obra.
A lo largo de 40 años, Diego Velázquez fue testigo de la desaparición del dominio delRey Felipe IV. El reino se le escapaba de las manos. El búcaro considerado un trofeo de hazañas coloniales y un poder imperial menguante, es el símbolo del abandono del espejismo del ahora.
Aunque nos lleve a la confusión, este búcaro es el ejemplo perfecto del mensaje real dentro de Las Meninas. Refleja el tiempo en donde el imperio se desvanece, el mundo material empieza a dominar de manera distinta y revela el significado más profundo de la obra.
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