Si algo caracteriza al pueblo mexicano es, en palabras del P. Federico Lombardi, el cariño y la calidez de la gente. Prueba de lo anterior son los cientos de miles de mexicanos que en estos primeros dos días de la visita del Santo Padre a México se han dado cita en las principales calles y avenidas de la capital del país para ver, aunque sea por unos segundos, al Papa Francisco.

Cualquier persona que durante el transcurso de este fin de semana paseara por Insurgentes Sur o Eje Central, sin duda memorizaría las múltiples porras que la gente compuso para el Pontífice, tal como el ya distinguido grito: “Ésta es la juventud del Papa”.

La emoción por ver al Obispo de Roma se contagia, las caras de las personas desbordan de alegría y sí, la juventud se hizo presente. Niños y jóvenes provenientes de todos los estados del interior de la República y del resto del mundo hacían valla con el mismo entusiasmo de sus padres y abuelos. Es impresionante ver la manera en la que los más pequeños, desde la edad de cuatro años, pasan entre cinco y siete horas para ver al Papa únicamente tres segundos. Algunos tuvieron la oportunidad de verlo el viernes por la noche, en su llegada a la nunciatura apostólica. Otros se habían conformado con verlo a través de las pantallas de su televisor o computadoras. En ambos casos la expectativa de ver al Santo Padre es la misma.

El equipo de Diario UP salió a las calles a entrevistar a la juventud que con alegría resguardaba el recorrido del Pontífice. Les compartimos algunos fragmentos de estas entrevistas con la juventud del Papa:

Visitantes de todas partes del país

Mariana y Adrián esperaban con alegría el paso del Papa Francisco // Imagen: Héctor Tapia

Mariana y Adrián esperaban con alegría el paso del Papa Francisco // Imagen: Héctor Tapia

Desde la tranquilidad de la sala de su casa en Naucalpan, los hermanos Mariana y Adrián atestiguaron la llegada del Papa desde su televisión el viernes 12 de febrero. Al día siguiente se encontraban en la avenida de los Insurgentes para ver con sus propios ojos al Santo Padre. Mariana, de 6 años, no pudo evitar emocionarse cuando recordó el momento en el que vio al Sumo Pontífice en la pantalla chica. Su hermano, mayor que ella por dos años, ondeaba sin cesar una bandera con el rostro del Papa impresa en ella, así como el logo del Vaticano grabado al reverso. Ambos apresuraron a su mamá en la mañana para no perderse el paso del Papa Francisco, y aunque no lograron ver la llegada del Papa a la nunciatura en su regreso de la Catedral, nos aseguraron que solo hacía más especial el momento en el que el Papa apareciera a bordo del papamóvil.

Te queremos Francisco, te queremos

La emoción se contagiaba entre familiares y amigos // Imagen: Héctor Tapia

Mientras caminábamos en busca de entrevistas nos topamos con un grito ensordecedor: “¿Quién quiere al Papa? Yo, yo. Te queremos Francisco, te queremos”. Para conocer más sobre estos cánticos nos acercamos a los responsables: un grupo de hasta diez jóvenes, de entre 7 y 21 años, que no paraban de vitorear el nombre del Papa. La porra estaba integrada por primos y amigos, todos estudiantes de distintas partes del país. Al preguntarles la hora a la que se habían despertado para apartar un buen lugar en la valla, todos contestaron al unísono que su despertador sonó a las 04:00 de la mañana. El más joven del grupo, con tan solo 9 años de edad, nos contó que levantarse temprano sí representó un problema para él, pero lo hizo con gusto ya ver al Papa fue “padrísimo”. 

Las pequeñas compatriotas de Francisco

Aquí un grupo de niñas que nos visitaba desde Buenos Aires, Córdoba y Tucumán // Imagen: Héctor Tapia

Aquí un grupo de niñas que nos visitaba desde Buenos Aires, Córdoba y Tucumán // Imagen: Héctor Tapia

Familias enteras viajaron desde las distintas provincias de Argentina para estar presentes en la visita a México del primer Papa argentino. Decenas de niños y niñas provenientes de aquel país sudamericano jugaban en las calles aledañas a la nunciatura apostólica mientras esperaban el paso del papamóvil. Juana, de 11 años, vive en Buenos Aires con su familia. Llegó a México al mediodía del sábado con su mamá y su hermana para darle ánimo al Papa en su paso por nuestro país, y aseguró que hasta el momento podría describir su corta experiencia en la capital con una palabra: felicidad. Julia es dos años menor que Juana pero su emoción no lo es. Su deseo más grande era recibir, junto con su hermano menor Tomás, la bendición del Papa.

Los jóvenes que cuidan al Papa

Elisa y Gabriel, emocionados por ayudar en las vallas // Imagen: Héctor Tapia

Elisa y Gabriel, emocionados por ayudar en las vallas // Imagen: Héctor Tapia

Elisa Lomelí y Gabriel Castañón son voluntarios en las vallas que resguardan el recorrido del papamóvil. Elisa, de 19 años, decidió registrarse como voluntaria en su escuela, ubicada al norte del Valle de México, donde recibió la capacitación necesaria para asegurar que la seguridad durante la estadía del Papa fuera satisfactoria. Gabriel tiene 17 años, aunque su estatura le añada otro par, y viajó desde Ciudad Victoria para no perderse un suceso que califica como bendición. Nos explicaron que durante el registro se les asignó el lugar que debían resguardar de acorde a la disponibilidad de horas. Elisa y Gabriel cumplen el turno de las 04:00 de la mañana a las 21:00 horas. “Es un desafío, pero vale la pena cada minuto”, asegura el joven tamaulipeco. Ambos estuvieron de acuerdo en que su rol principal era ayudar a que no se pase la gente, así como brindar el apoyo que se necesite, y se despidieron para continuar con su guardia, no sin antes agregar que “es una bendición que el Papa pueda estar tantos días en México para sentir el amor que todos los mexicanos le queremos dar”.

Héctor Tapia Martínez