Se acerca la temporada de rondar por las calles para ir de puerta en puerta pidiendo dulces. Escuchar a los niños decir “Dulce o Truco” es algo típico de Halloween, una costumbre que se ha adaptado en varios lugares. Sabemos que no suelen hacerse travesuras porque la mayoría de las veces se les da caramelos a estos pequeños, lo que no sabemos es cuál es el origen de esta frase y lo catastrófica que era en ese entonces.

El inicio de las travesuras

Halloween no siempre fue sobre disfraces y chocolates. En el siglo IX, niños irlandeses y escoceses celebraban esta festividad con algunas travesuras hechas a sus vecinos. Una de ellas implicaba meter a la cerradura repollo caliente echado a perder para que así la casa oliera feo o asustar a las personas que iban pasando con nabos tallados de forma macabra, entre otras.

 

Según un artículo de History, cuando los irlandeses y escoceses comenzaron a inmigrar a Estados Unidos a mediados de 1800 se llevaron con ellos sus costumbres y los estadounidenses decidieron unirse a estas travesuras. Al principio las bromas eran muy inocentes, pero después se tornaron un tanto destructivas; romper vidrios, incendiar objetos o tirarle harina en la cara a otras personas.  Incluso hubo una mujer en Kansas que casi muere en un choque automovilístico ya que unos niños habían derramado cera en el camino. Estas travesuras fueron aumentando durante la Gran Depresión y la gente cansada de esto pensó en prohibir esta tradición.

 

 

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Los disfraces y los dulces

En los años 30 las autoridades religiosas junto a algunos vecinos decidieron programar carnavales, fiestas y desfiles de disfraces para así poder mantener a los niños fuera de problemas. Debido al poco dinero que había en la Gran Depresión, las personas comenzaron a ingeniárselas y utilizaron sabanas para simular que eran fantasmas, entre otras ideas.

 

Los trucos fueron algo impactante, pero los dulces también. Para el Día de Muertos en la Edad Media, las personas iban de puerta en puerta ofreciendo oraciones para los difuntos a cambio de comida o dinero. Esta tradición era conocida como souling. En Escocia existía algo similar conocida como guising, que era sobre intercambiar chistes o oraciones por dulces.

 

Dulce o truco

Solo fue cuestión de tiempo que alguien uniera ambas tradiciones para hacer una icónica frase. Esta expresión comenzó a hacerse famosa en los años 50 en Estados Unidos. Una familia de Pensilvania decidió iniciar una campaña a favor de la UNICEF en donde se recogía alimento y dulces para los niños. A partir de la publicidad y la forma en la que se recibían las donaciones esta frase se popularizó y se le asoció a esta festividad.

 

Difícil de creer, ¿no? Todas estas travesuras pudieron haber terminado peor si no se hubieran hecho aquellos carnavales. Lo bueno es que nos trajeron una tradición de muchos dulces e ingenio para disfrazarse.

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