¿Se imaginan un mundo en el que el cielo no sea oscuro cuando anochece? Pues esto podría volverse realidad a causa de tanta basura espacial. 

A medida que la tecnología ha avanzado, hemos conseguido crear distintos tipos de satélites artificiales, entre otros desechos espaciales. Sin embargo, estos artefactos que orbitan alrededor de nuestro planeta son causantes de diversas limitaciones  para llevar a cabo operaciones espaciales. Y eso no es para nada una buena señal.

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“El despliegue en curso de varias ‘megaconstelaciones’ de satélites en la década de 2020 representa una amenaza adicional que suscita importantes preocupaciones”, mencionan los autores de una carta publicada en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society de la Universidad de Oxford.

Aún es pronto para sacar conclusiones

A pesar de ello, aún es necesario investigar más a fondo para conocer qué tan graves podrían ser las consecuencias reales de esta amenaza. Lo que sí es oficial es un brillo de color celeste, provocado por los diversos objetos espaciales que orbitan alrededor de la Tierra. 

“Aumento del brillo del cielo nocturno causado por la luz solar reflejada y dispersada por ese gran conjunto de cuerpos en órbita cuyo resplandor directo es un componente difuso cuando se observa a simple vista o con instrumentos fotométricos de baja resolución angular”, explican los investigadores.

Y es que esta fuente de contaminación puede provocar un aumento de más o menos un 10 por ciento sobre el brillo del cielo nocturno. De acuerdo a los propios investigadores, justamente este es el nivel crítico que la Unión Astronómica Internacional estableció en 1979. 

Este límite existe para prevenir que el nivel de la contaminación lumínica no llegue a grados excesivos, sobre todo en donde se encuentran los observatorios astronómicos.