Los incendios que acabaron con parte de la selva como la sabana amazónica tiene otro efecto a kilómetros de allí. Lentamente se deshielan los glaciares andinos.

En el último estudio se muestra cómo el hollín de las quemas viaja por el aire hasta la cordillera y al caer sobre el hielo, se aumenta la radiación solar que atrapa y acelera su fusión. Todo el trabajo se ha centrado en un pequeño glaciar, pero los resultados podrían reproducirse en los centenares de glaciares de Los Andes, de por sí castigados por el cambio climático. 

 
Días después de los fuegos de aquel año hubo un pico de descarga de agua procedente de distintos glaciares. Ahora, tras los últimos incendios, investigadores brasileños y franceses han unido los puntos. 

El trabajo publicado en la revista científica Scientific Reports, los investigadores recopilaron datos existentes sobre los incendios que han sucedido en lo que va del siglo en el Amazonas.

La mayoría se producen entre los meses de agosto y octubre, cuando se genera la transición de las estaciones seca y húmeda. Durante esos meses, la escasez de lluvias evita que estar puedan arrastrar el hollín de los incendios. Se estima que la cubierta vegetal quemada en América del Sur genera unas 800 mil toneladas de hollín al año.

Glaciares andinos en peligro 

Como si eso no fuera suficiente, en los meses de la temporada de incendios los vientos dominan la región. Hasta entonces solo cruzan del oeste, rolan al este/noreste, en dirección a las cumbres andinas. Para saber hacia donde viaja la columna de humo, los científicos también analizan las más de 2 mil trayectorias del humo en esos meses desde hace 16 años.

Con esos datos han podido crear un modelo de deposición de partículas de carbono negro sobre el hielo y como estas reducían su capacidad de reflejar la radiación solar. 

Los científicos aplicaron su modelo al Zongo, un pequeño glaciar de la cordillera Real, en la porción boliviana de Los Andes. Allí, científicos franceses tienen una base de la que han salido datos sobre las partículas de hollín acumuladas en el hielo y la descarga anual que suelta el glaciar.

En el año 2010, el estudio indica que por cada metro cuadrado de hielo había una capa de 1,17 miligramos de carbono negro. En septiembre del mismo año, había 73,4 partes de hollín por mil millones de materia. La cifra bajó hasta 29,2 ppmm en octubre.

Tras estas cifras, los autores del estudio estiman que solo el hollín pudo reducir el efecto hasta en un 7.2%. 

 «Eso significa que debido a la deposición de carbono negro, la nieve absorbe hasta un 7% de la radiación incidente», dice en un correo el investigador de la Universidad Estatal de Río de Janeiro y principal autor del estudio, Newton de Magalhães Neto. «Estimamos que entre el 3% y el 4% de la fusión del glaciar se debe a los incendios»

¿Efecto domino global?

Aunque el resultado solo puede aplicarse a este glaciar, los investigadores a cargo del proyecto creen que los incendios también agravan el deshielo de más glaciares andinos. Estudios anteriores en un centenar de glaciares de la Cordillera Blanca en Los Andes peruanos encontraron una concentración de carbono negro superior a la de el Zongo.

La nieve es capaz de reflejar hasta el 85% de la radiación solar mientras el efecto albedo del hielo es menor al 30% o 40% de la radiación. Entre los elementos que más pueden reducir el albedo están la contaminación procedentes de las actividades humanas.

En cuanto a los glaciares como el Zongo, Navarro recuerda que la mayoría son pequeños, de muy alta montaña. Por lo que este fenómeno será local, afectando las reservas de agua para las comunidades ladera abajo, sin embargo, no será global.

La situación en el Amazonas ya empezó a afectarnos a un nivel que va mas allá de solo las quemas, los glaciares han empezado a sufrir sus consecuencias. Es de vital importancia que paremos con este tipo de actividades y empecemos a cuidar nuestra huella de carbon en el mundo. El efecto de el Zongo no será exclusivo por mucho tiempo si continuamos dañando nuestros bosques, selvas y sabanas.