Francisco Salinas Martínez lleva 12 años trabajando como taxista, pero nunca había sufrido una crisis como la de la escasez de gasolina vivida en la Ciudad de México en semanas pasadas.

 

En temporada regular, él inicia labores a las 3:00 horas, en la madrugada, y concluye a más tardar a las 16:00, para, después, poner gasolina a su unidad, y retirarse a descansar.

Sin embargo, con la escasez del carburante en la capital, que empezó a sentirse el 8 de enero y se prologó por seis días, Francisco tuvo que modificar su horario: debía salir antes de la 01:00 horas para recorrer gasolineras hasta encontrar el preciado líquido.

 

“Busco gasolina desde temprano para no fallarle a mis clientes, ellos no se lo merecen”, explicó el hombre de 52 años, cuya familia se ha dedicado al oficio de taxistas desde que él tiene memoria. Primero, fue su padre y luego, sus dos hermanos. Francisco se unió al negocio familiar a los 40, tras retirarse de la Policía Federal por problemas de salud.

 

Mientras duró el desabasto, en la madrugada las colas en las estaciones de servicio eran menos largas que durante el día, pero no se libró de malas experiencias.

 

“El otro día fui a la gas de la 5 (Avenida 5 de Mayo) y cuando me surtieron los litros en mi bidón, no me llenaron hasta el tope. ¡Me robaron más de un litro!”, denunció el taxista.

Francisco sabe que el manejo de bidones con gasolinas implica un riesgo, pero su deseo de no fallarle a la clientela fija, a la que sirve desde hace años, es mayor que el temor a una posible explosión.

 

“Sé que es peligroso, pero no hay de otra”, insiste.

 

Para el taxista, la lucha contra el huachicoleo, anunciada por el Mandatario Andrés Manuel López Obrador en diciembre, traerá beneficios para todos. Sin embargo, expresó su deseo de que el Gobierno hubiera planeado mejor la estrategia y así, no hubiera generado escasez.