Prácticamente todas las civilizaciones antiguas desarrollaron arte relacionada con lo que hoy denominamos “las estaciones del año”. Hoy sabemos que el eje de la Tierra inclinado es la causa de las estaciones. A lo largo del año, van cambiando las distintas partes de la Tierra que reciben directamente los rayos del Sol.

Foto: Astronomia.com

Esto nunca pasó desapercibido para el ser humano; pensemos en Stonehenge, monumento megalítico y su relación el solsticio de verano o en Chichen Itzá.

Los conocimientos astronómicos han inspirado a los seres humanos en un diálogo con el arte, cuyo punto de encuentro es la simbología. El Universo ha sido fuente inagotable de inspiración artística.

Primavera

Francisco de Goya, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XVIII realizó “Cartones para tapices” como serie dedicada a las estaciones del año, por encargo de Carlos III.

Goya representa las estaciones de la siguiente manera: Las floreras (o La Primavera), La vendimia (o El Otoño), La nevada (o El Invierno) y La era (o El Verano); y Goya es sólo un ejemplo entre muchos otros en el ámbito de todas las artes.

Foto: 65ymás.com

Verano

Imposible hablar de las estaciones en el arte y no referirnos a “La Primavera” de Sandro Botticelli, obra hecha al temple de huevo sobre tabla que  mide 203 centímetros de alto y 314 de ancho y rompe con la pintura religiosa cristiana al ilustrar un rito pagano, tesoro de la Galería Uffizi en Florencia. 

Foto: El Periódico

Otoño

El tema de “las cuatro estaciones” ha tenido una simbología definida en la historia de la humanidad, producto de siglos de estudio y acopio de conocimientos. Un símbolo es la representación perceptible de una idea y la simbología puede entenderse como un sistema de símbolos.

Si vemos una imagen de la nieve, inmediatamente pensamos en el inverno, si escuchamos algo que nos recuerde a la lluvia, en el verano, las ideas del viento y el otoño son inseparables, como las flores de la primavera.

Foto: El Periódico

Invierno

Según la  mitología griega las estaciones tienen su origen en el personaje de Perséfone, quien pasaría medio año en el Inframundo con Hades, con lo que su madre, Deméter caería en la tristeza, cayendo la tierra también con ella, dando lugar al otoño y al frío invierno.

Foto: Marca.com

Cuando Perséfone regresaba con su madre, los restantes seis meses del año, la alegría del rencuentro haría que esa depresión desapareciera y con su alegría todo volviese a florecer, dando lugar a la primavera y al caluroso verano.

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