Con motivo de la celebración de los 50 años de la fundación de la agencia de relaciones públicas AB Estudio de Comunicación, se inauguró en la Universidad Panamericana Campus México la biblioteca «Manuel Alonso Muñoz». DiarioUP entrevistó a Manuel Alonso Coratella, presidente de la agencia y profesor de la Universidad Panamericana.

Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de donar este acervo a la Universidad Panamericana?

Respuesta: Es una historia muy curiosa porque eran demasiados libros; la familia escogió aquellos que estaban interesados en adquirir. Un día llegó un hombre y nos ofreció comprar el acervo para un cliente que quería construir una casa con una biblioteca ya montada: la familia dijo que no, la biblioteca que a nuestro padre tanto trabajo le costó recopilar no podía acabar en la casa de un desconocido como simple decoración.

Platicando con el doctor José Luis Ortiz, director de la Escuela de Comunicación, le dije que si estaba interesado en algunos libros de la biblioteca de mi papá, que se los obsequiaba con mucho gusto, y en son de broma me dijo «regálamelos todos». Entonces surgió la idea de donárselos a la universidad. Él ofreció muy generosamente construir una colección llamada Manuel Alonso Muñoz y pensamos que ese era el mejor legado que le podía dejar mi padre a la Universidad: que sus libros estuvieran en un lugar digno y siguieran sirviéndole a alguien.

¿Qué es lo más valioso con lo que cuenta esta biblioteca?

Yo creo que, debido a que él fue un comunicador, un político y un gran amante de México, los títulos reflejan mucho esto. Hay muchos libros de historia, de comunicación, de periodismo y libros que reflejan su gusto por la lectura: novelas de literatura clásica, de literatura iberoamericana, por mencionar algunos. La verdad, es una biblioteca muy variada y completa en la que puedes encontrar casi cualquiera de los títulos más conocidos en temas de comunicación, política, biografías y literatura universal.

Respecto al aniversario de AB Estudios de Comunicación, ¿cómo ha sido la evolución de la agencia?

A pasos, con tropiezos y aceleres pero siempre caminando. Mi padre la fundó en 1963, hace 50 años, si bien no fue la primera agencia de relaciones públicas, fue la primera mexicana y la única que sigue en manos de la familia fundadora. Él en 1970 se incorporó al sector público y dejó la agencia en manos de colaboradores suyos. Yo entré en el ’78, por supuesto hasta abajo, y he estado allí hasta la fecha; tuve un pequeño paréntesis cuando estuve en el periódico Unomásuno cinco años pero con mi socio Carlos Bonilla he gestado esta agencia que afortunadamente siempre ha estado entre las primeras de México.

Y desde esa perspectiva, y desde esa trayectoria que la agencia tiene ¿cuál es el panorama de las relaciones públicas?

Se ha vuelto una profesión muy competida, hay demasiados consultores y agencias en el mercado. También los clientes se han vuelto más exigentes, ya no solamente quieren el trabajo «de escritorio»: necesitan asesoría, necesitan consultoría y necesitan valor, o sea, qué valor les puede dar la agencia con la asesoría, con el servicio, con la consultoría; cómo puede ayudar a que el negocio sea mejor o a que la reputación de la empresa esté protegida y enriquecida.

La exigencia es mucho mayor. Y estamos teniendo una transición hacia lo digital, ya es imposible no considerar un esfuerzo digital en una campaña de comunicación para cualquier empresa. Hemos pasado del mundo de la información y la comunicación al mundo de la conversación y las conversaciones se están dando afuera de las empresas y nosotros tenemos que buscar la forma de participar, influir y ser preponderantes y relevantes en esa conversación.

Valeria Ordoñez Ghio