Desde hace algunos años, la tecnología nos ha dado el nuevo regalo de la impresión 3D, lo que nos abre las puertas para crear lo que sea que a nuestra imaginación se le ocurra. Desde entonces, se han creado desde esculturas y juguetes, hasta partes de autos y prótesis. Pero uno de los inventos más grandes hasta ahora, ha sido la imprimir primera casa permitida en Estados Unidos

¡Sí! Ha pasado menos de un año desde que se imprimió el primer hogar en Austin, Texas. Se construyó en menos de 24 horas mide unos 60.40 metros cuadrados y costó menos de $10,000 dólares. La casa fue creada por ICON, una  empresa innovadora de construcción, y New Story, una organización benéfica que se dedica a darle refugio a las familias en el mundo en desarrollo.

La casa se construyó con impresora 3D y un poco de trabajo humano, que vierte capas de concreto desde el suelo. Así, la construcción “crece” de abajo hacia arriba, en lugar de hacer paredes una la vez. Está hecha con un concreto especial (mortar) que no daña el ambiente y es bastante resistente. Este primer modelo incluye sala, cocina, baño y habitación.

 

Sin embargo, imprimir esta casa tiene mayores propósitos que solo impresionarnos con la tecnología. ICON y New Story quieren llevar este invento a comunidades y familias pobres del mundo. Se busca que estas casas sean más accesibles, seguras y funcionales para familias de bajos recursos. Haciendo su costo menos de $4,000 dólares, y una construcción de entre 12 y 24 horas.

Ya se han construido más de 800 hogares en Haití, El Salvador y México, entre otros países, además de hacer pacto con las comunidades que ayudan para contratar mano de obra local y conseguir materiales locales en lugar de enviarlo desde el extranjero. New Story está en proceso de conseguir más de $600, 000 dólares para financiar más hogares en El Salvador y apoyar a todas las comunidades pobres.

 

Este nuevo uso de tecnología está dedicado a ese millón de personas en el mundo que no tienen acceso a viviendas adecuadas y seguras. El propósito de todo esto es demostrar que la tecnología puede ser útil para darle una mejor calidad de vida a las personas que lo necesitan. Jason Ballard, co-fundador de ICON, dice que sería maravilloso poder “democratizar la tecnología”.