El pasado 4 de julio Disney reveló que la cante norteamericana, Halle Bailey encarnará a la princesa del mar en la nueva versión de «La Sirenita». Aunque cientos de personas aplaudieron la decisión en redes, muchos otros lanzaron ataques hacia la cantante.
La empresa multinacional apostó por el talento vocal de Hale Bailey por encima de la fidelidad histórica. Siendo una mujer de color, la nueva protagonista se aleja de la imagen tradicional de Ariel en más de una forma y las redes sociales no han tardado en responder. En apenas unas horas, Disney ha conseguido que la noticia se convierta en trending topic con el hashtag #NotMyAriel .Desde discursos sobre la representación racial, hasta insultos y amenazas, Twitter, Facebook e Instagram se han inundado de fans que pretenden responder la pregunta. ¿La inclusión racial sacrifica una buena historia?
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¿Qué tan lejos llega?
A pesar de que la noticia tomó a muchos por sorpresa, hay que recordar que Disney nunca fue discreto respecto a sus intenciones de tener una sirenita afroamericana. Hace sólo seis meses compartieron la noticia sobre el casting de la actriz mulata Zendaya para tomar el papel. Detrás de toda esta controversia hay un tercer hilo de las redes sociales que ven esto como una estrategia de marketing. Este live action es, después de todo la octava, película de una saga de refritos de las historias clásicas de Disney. Después de todo, este debate también ha mostrado a la luz muchas inconsistencias en el discurso de inclusión de Disney. Entre las que están la representación estereotipada de la cultura mexicana en «Coco» o la personificación satírica del semi dios Polinesio Maui en «Moana».
La futura sirenita no ha comentado nada al respecto y se ha retirado por completo de las redes sociales desde el anuncio, después de que twitter se llenara de memes ofensivos. La compañía de entretenimiento tampoco ha respondido a los ataques, aunque a juzgar por como han manejado estas crisis en el pasado, no se espera que lo haga. Por lo pronto sólo podemos esperar hasta el año 2020 para ver la película por nosotros mismos y decidir qué impacto tiene esto en nuestra infancia.