La Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, Campus México, cumple 20 años, pero aunque se pueda leer fácil, este ha sido un reto para muchas personas.

Para llegar a ser la mejor escuela para estudiar Comunicación en la Ciudad de México, según el ranking del periódico Reforma en sus edición 2019 y 2020, se tuvieron que superar muchos obstáculos.

El Doctor Fernando Huerta Vilchis, uno de los fundadores de la Escuela de Comunicación, recuerda la evolución de la licenciatura tras 29 años de experiencia docente, de los cuales 20 se han visto reflejados en la Universidad Panamericana y su licenciatura que da forma a los futuros comunicadores.

Los gustos del doctor Huerta se hacen notar a través de sus palabras. El periodismo y la investigación lo han llevado a transmitir su pasión a los alumnos que llegan a los salones del campus de Mixcoac, lugar que ha visto entrar y salir a más de mil egresados. 

El aporte del Dr. Huerta a la creación de la Escuela de Comunicación

Para llegar a ser un árbol lleno de frutos, se tuvo que empezar por sembrar la semilla, esto fue la planeación de la Escuela de Comunicación. En este proceso, el plan de estudios fue fundamental y  hubo encargados de sembrar esa pequeña semilla. Así, el profesor Huerta llegó a la UP para encargarse de la compra de equipo para que los alumnos y el cuerpo académico pudiera trabajar.

Las tareas no paraban ahí, ya que él también recuerda la elaboración del Congreso de Comunicación, el cual hoy es organizado por los alumnos, así como otras actividades, las cuales representaban las primeras ramas de este árbol.

“Hicimos asesoría universitaria, servicio social, muchísimas cosas de ambiente, exposiciones de fotografía, festivales de cortometrajes, lectura de clásicos, en fin, hemos hecho muchísimas actividades”, recuerda Huerta.

Con esta perspectiva, más la de su carrera en periodismo, argumenta que la visión de la Escuela de Comunicación es mejorar a la sociedad, así, dice que es algo que la Comunicación y el periodismo tienen en común.

Una de las actividades de la Escuela de Comunicación era la lectura de obras de teatro con vestuario característico de la época de la obra. Foto: Instagram @jlortizgarza

Algunos baches hasta instalar el 33R

Para 1997, la Escuela de Comunicación era un pequeño guerrero que se enfrentaba con grandes monstruos de la comunicación. Ese año se planea la licenciatura en Comunicación de la Universidad Panamericana con el fin que pudiera abrir en el año 2000 para competir con más de 100 universidades, entre ellas la Escuela de Periodismo Carlos Septién García o la Universidad Iberoamericana, que tenían ya una fuerte tradición en estos temas. 

Los desafíos seguían. En esa época las mentes de la sociedad mexicana no creían que la carrera en Comunicación fuera fundamental para mejorar como comunidad. Así, los retos ideológicos convivían con los materiales.

“Tienen una Escuela muy bonita, muy bien equipada, pero tú imagínate cuando nosotros empezamos teníamos salones, bancas; ni una computadora, ni una impresora, ni una ampliadora, ni una cámara de luz, para nada”, comenta nostálgico el profesor Huerta.

Ante esta adversidad, la universidad no se quedó con los brazos cruzados, así que buscó la inversión para equipar el primer salón para la licenciatura en Comunicación: el salón 33R.

El sol empezaba a salir para la Escuela de Comunicación y los primeros frutos del árbol empezaban a florear. Al inicio de la carrera se esperaban 30 alumnos, estas vacantes se ocuparon con creces. Al año siguiente subieron la meta pero siempre cuidando la atención personalizada que caracterizaba a la escuela.

Primera generación de la Escuela de Comunicación. Foto: Instagram @jlortizgarza

Pero el superar la meta siempre requirió de un gran esfuerzo, lo cual recuerda al profesor una anécdota. Para promocionar la carrera se tenían que distribuir volantes, pero estos se imprimieron con errores, por lo que los tuvieron que hacer de nuevo.

“Se quedó Rosario Juárez, Connie Vega, otras dos compañeras, encerradas ya en las oficinas de Comunicación. Se avisó al policía, terminaron a las 6 de la mañana porque a las 7 se tenía que ir todo el paquete para la promoción porque sino no nos iba a conocer nadie”, recuerda Huerta Vilchis.

Rosario Juárez fue otro de los pilares de la Escuela de Comunicación. Hasta hace unos meses ocupada el cargo de asistente de la Escuela de Comunicación. Foto: Instagram @jlortizgarza

El primer día de clases

Con los nervios de cada profesor y alumno dentro del único salón de Comunicación en la Universidad Panamericana de ese entonces y después de una ardua labor por construir las bases de la Escuela de Comunicación, había llegado el día esperado, el primer día del propedéutico: lunes 31 de julio del año 2000.

“En ese momento no había nada (en el salón 33). Estaba el salón convencional y se había retrasado porque se habían retrasado otras obras en la universidad”.

Sin embargo, la emoción creció hasta el primer día de clases, explica Huerta.

“Para el 7 de agosto, 8:30 de la mañana, la primera clase, resulta que ya todo estaba montado. Las cajas de computadoras estaban atrás, era lo que faltaba instalar, se trabajó a marchas forzadas”.

Clase de alumnos de la primera generación con Miguel Bárcena. Foto: Instagram @jlortizgarza

Entre la emoción del primer día de clases, el profesor Huerta recuerda a dos alumnos. Se trataba de Juan Pablo Matarredona, quien actualmente trabaja en Netflix, y de Cristina Quintana, ambos de la primera generación.

“Los recuerdo muy bien porque hasta pusieron cara así, como muy serios cuando les llamé la atención. Lo hice a propósito también para jalar la atención de todo el grupo, pero también algo es que me han dicho es ‘qué bueno es cuando los profesores, los coordinadores, los directores, asumen su papel porque eso es lo que esperamos. Después nos haremos amigos, pero en el salón espero a un profesor no un amigo’”, enfatizó Huerta.

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Así iniciaron las clases con un equipo liderado en aquel entonces por el director de la Escuela de Comunicación, Carlos Sánchez Ilundain.

Primer Consejo Directivo de la Escuela de Comunicación con el periodista Pedro Ferriz de Con. De izquierda a derecha está Fernando Huerta Vilchis, Pedro Ferriz de Con, Carlos Sánchez Ilundáin, Connie Vega Saldaña, Alejandro Amante Urbina.

Del 33R hasta Valencia

La Escuela de Comunicación empezó con 60 alumnos, pero para la cuarta generación crecieron a 90 alumnos. Eso es solo un ejemplo del rápido crecimiento de la licenciatura para pasar de solo el 33R hasta tener oficinas y un laboratorio de medios con foro de TV y cabinas de radio completamente equipados.

Antes del actual edificio de Valencia, se encontraba Villa Valencia, donde estaban las oficinas de la Escuela de Comunicación. Foto: Instagram @jlortizgarza

“Pudimos haber crecido mucho más, pero nuestro argumento era preparar muy bien a las generaciones para que la calidad se note. Eso parece una involución, pero realmente es una evolución porque lo hacemos por la prioridad en la calidad académica”.

De esta manera, directivos de empresas, de medios de comunicación, y periodistas fueron reconociendo a la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana. Tal fue el alcance de la Escuela que reconocidas personalidades del campo laboral han dado clases en los salones de Mixcoac. Algunos de ellos fueron José Alberto Terán, presidente de TERÁN/TBWA, una de las agencias más importantes de publicidad en nuestro país; Manuel Alonso, de una de las agencias de relaciones públicas más importantes. Así como Martín Espinoza, periodista en Grupo Imagen, el cual fue fichado también por Carlos Sánchez.

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Pero la Escuela de Comunicación buscaba traspasar fronteras. Los intercambios internacionales son otra parte importante de la evolución de la licenciatura, es por eso que realizaron convenios con la Universidad Complutense, la Universidad de Navarra, la Universidad de Zeppelin, entre otras.

Asimismo, el plan de estudios ha cambiado desde el año 2000 hasta el 2017.

Carlos Sánchez Ilundáin, primer director y fundador de la Escuela de Comunicación.

Por otros 20 años de la Escuela de Comunicación

Como si fuera un rey, el doctor Huerta le desea larga vida a la Escuela de Comunicación. Para que esta meta se cumpla tendrán que pasar retos como la actual pandemia que vive el mundo o los cambios tecnológicos.

Fernando Huerta, nos cuenta con un aliento esperanzador cómo ve a la Escuela de Comunicación dentro de otros 20 años. 

“Yo veo una Escuela más internacionalizada, más dinámica, veo una Escuela con mucho más solidez académica e intelectual (…) Una de las cosas que yo siempre he pensado desde que llegué a la Escuela de Comunicación es que nos animemos y seamos capaces de crear nuestros propios textos”.

Así comenta que hay que adaptarnos a la tecnología, internacionalizarnos teniendo clases con alumnos y profesores de otras partes del mundo y seguir por el camino de la investigación. 

Para cerrar, el profesor deja un mensaje a la comunidad de la Escuela de Comunicación. Recuerda a los alumnos, profesores y egresados que siempre hay que buscar la verdad, de la justicia y les pide que sean buenos contadores de historias.

«Y por último, les digo a los alumnos, todavía están a tiempo de irse si no están dispuestos a morirse por hacer de este mundo algo mejor se pueden ir porque granujas hay muchos, pero gente comprometida para hacer el bien son los que necesitamos como egresados de comunicación”, expresó.