Los cubrebocas forman parte de nuestras vidas desde hace más de un año, los usamos para salir a la calle, ir al trabajo, al mercado, etc. Gracias a la tecnología y por un bien para nuestro planeta llegaron los cubrebocas biodegradables, así es, estas mascarillas están hechas con materiales que después de usarlas se podrán plantar y crear más vida. ¿Cómo es esto posible y dónde encontrarlas? Toma asiento y sana distancia para descubrir más sobre este increíble invento.

Cubrebocas usado = basura 

Sin duda alguna los cubrebocas vinieron a salvar millones de vidas en todo el mundo, pero su uso tiene un lado oscuro, así es, toda la basura que esto genera después de usarlas. Una mascarilla tarda cerca de 400 años en desintegrarse, un problema grave para la Tierra. Actualmente el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) recomienda no tirarlos a la basura convencional o a la calle, la mejor opción es dejarlos en un centro de reciclaje. De no seguir esta medida cerca de 10 millones de mascarillas estarían en el medio ambiente cada mes.

Un cubrebocas tiene un peso de 30 a 150 gramos, dependiendo del material, este no es el problema, sino el siguiente, según la revista Forbes dice que: «cada mexicano (que trabaje cinco días por semana) estaría desechando en promedio más de un 1 kilo de mascarillas cada dos semanas, más los 14 kilos que produce cada habitante. (México arroja aproximadamente 1.2 kg de basura por habitante al día)»

Por esa razón es que se debe crear conciencia al usarlos y sobre todo el buscar nuevas formas para reciclarlos.

¿Por qué un cubrebocas biodegradable?

Un diseñador holandés ha ideado una alternativa a las mascarillas faciales desechables convencionales y el problema que representan como generadores de basura. Para resolver esto crearon el cubrebocas biodegradable Marie Bee Bloom, el cual está diseñada para ser plantado en el suelo cuando termine de usarse.

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Este producto no contiene plásticos ni materiales que no se desintegren en el exterior. Las cuerdas (que van en las orejas) son de lana y la máscara en sí está hecha de papel de arroz. En lugar de pegamento, los componentes se mantienen unidos con almidón de patata. El material del que está hecho significa que no es reutilizable, pero su utilidad se extiende más allá de su capacidad de uso.

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Una mascarilla de estas es capaz de cobrar nueva vida, literalmente. Las semillas de flores (ásteres, aciano, coreopsis, gilia, gypsophila, eneldo) que están incrustadas en una tela biodegradable, permiten esta «magia». Una vez que su vida útil para proteger a la persona acabó, se recomienda enterrarlas en el suelo, de esta manera y después de un tiempo las plantas empezarán a brotar. El producto es una creación de Marianne de Groot-Pons, una diseñadora gráfica con sede en los Países Bajos. Ella se sintió inspirada para diseñar una mascarilla ecológica después de ver las convencionales ensuciando las calles por todas partes. 

¿Dónde las puedo encontrar? Están disponibles para comprar en paquetes de cinco, 10 y 15 en esta página web y puede comprare por aproximadamente $3.50 dólares. ¿Estás listo para pedir las tuyas?