Un jueves 12 de marzo, por ahí la una de la tarde, me despedí de  mis amigos mientras caminaba a la salida de Rodán. No los he visto desde entonces, y no parece que vaya a verlos muy pronto.

Y aunque esa es una de las cosas que más extraño de ir a la universidad, definitivamente es sólo uno de los detalles de estudiar una licenciatura a distancia. Me di a la tarea de preguntarle a algunos de mis compañeros sobre sus experiencias, y esto es lo que obtuve. ¿Y tú, cómo te las has arreglado para estudiar en línea?

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Estudiar una licenciatura en línea

Nunca pensé que extrañaría mi rutina diaria para ir a la escuela, pero lo hago. Los primeros días después de que se declaró la cuarentena fueron caóticos; demasiada tarea, horarios de sueño completamente revueltos, incertidumbre, y aunque eso se calmó al terminar el primer semestre en línea, el nuevo semestre que comenzó de entrada en línea trajo sus nuevos retos. El primero fue la rutina, y es que estaba, para mí, plagada de trampas. 

La nueva rutina

Sí, parece que puedes dormir más, porque no te tienes que trasladar, pero no te vayas a fiar, o terminarás levantándote cinco minutos antes de la clase o de plano, te puedes quedar dormido. Sí, puedes desayunar entre clases, pero los diez minutos que usabas para caminar por unos chilaquiles y comértelos, ahora te los acabas solamente lavando y cortando una manzana. Y no mintamos, la mayoría tenemos la misma rutina desde la primaria, y después de tantos años, fue hora de adaptarla. ¿Cómo lo hiciste tú?

Levantarme 5 minutos antes de la clase. Lavarme la cara, arreglarme el pelo con una gorra o una liga. Desayunar mientras estoy en clase y aprovechar el tiempo entre clases para bañarme. Una vez que terminan mis clases, o si tengo mucho tiempo libre, voy a hacer mi ejercicio”, es por ejemplo, la rutina de Lisset Medina.

“Me levanto 5 minutos antes de que empiece mi clase (muy cansada) me conecto a clase sin prender la cámara a menos que sea solicitado por el/la profesor(a), desayuno durante la clase, tomo nota en mis cuadernos, entre clase o acabando estás me duermo un rato, al despertar de nuevo hago tarea y probablemente me desvelo haciéndola porque no me logro concentrar”, dijo por otra parte, Octavio Cupil. 

El resto de las horas, cuando no hay clase, se trata de hacer tareas. Leer y pasar las horas frente a la computadora, intentar hacer cosas en casa, etc. Así es el día a día de estudiar una licenciatura en línea. Aunque sí, se extraña pasar las horas entre clases desayunando en la cafetería o sentado en el pasto de Patio Central.

Despertar, desayunar, tomar clase y hacer tareas”, es en pocas palabras,  la rutina diaria de Alexa Arévalo, (y la de la mayoría de nosotros también).

Lo malo

Y aunque eventualmente todos aprendimos a dominar la rutina, es cierto que hay cosas que no terminan de gustarnos. Aunque nunca pensamos que los extrañaríamos, los salones ahora parecen lugares lejanos que añoramos volver a ver. Sobretodo, diría yo, porque hemos descubierto lo necesarios que son para acostumbrarse a poner atención.

“Extraño convivir con mis compañeros y maestros en ese salón de clase”, comentó Ingrid Zamora al respecto.

El desgaste mental también es una de las desventajas de estudiar desde casa, por supuesto, y aunque es completamente normal, a veces suele ser un poco molesto.

“No hay lugar en donde me pueda concentrar al 100, y que a veces el estar en clases me da ansiedad y desesperación”, añadió también Lisset Medina.

La cuarentena nos quitó muchos de los momentos más importantes de estudiar, y nos introdujo retos que nunca pensamos que tendríamos que enfrentar. Desde poner atención a clases sin distraerse porque tu casa huele a hot cakes recién hechos, hasta que tu internet decida caerse justo cuando el profe está pasando lista. La Ley de Murphy parece amenazarnos cada día con quitarnos la luz en plena presentación, y hacer pasar al de los fierros viejos cuando te toca participar.

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Lo bueno de estudiar una licenciatura en línea

Pero claro, hay algunas ventajas de estudiar una licenciatura en línea. No hay que transportarse de la casa a la escuela y viceversa, o correr de un salón en Valencia a uno en Jerez, cargar una mochila por todos lados, y claro que me gusta tomar clases escuchando la respiración de mi perrito a mi lado. ¿O no?

“Al estar en mi casa estoy más cómoda y puedo hacer cualquier otra cosa en cuanto acabo los deberes de la escuela. También después de una clase temprano puedo descansar un ratito antes de seguir”, comentó Ofmara Rangel.

Al final del día, todo esto terminó trayéndonos algunas cosas buenas, incluso en el terreno personal. Es cierto que ahora conocemos un poco más a esos que llamamos familia, aunque a veces se pongan a prender la licuadora cuando estamos en clase, o de pronto sintamos que estamos a diez minutos de hacer de la sala un ring de boxeo.

“Me concentro más, estoy más tiempo con mi familia e incluso si estoy trabajando fuera puedo tomar la clase sin perderla “, nos dijo Ana Catalina.

Y claro, la que probablemente se lleva el trofeo a nuestra ventaja favorita:

“Que no tengo que levantarme tan temprano por ejemplo para las clases de 7 de la mañana“, dijo Ingrid Zamora, con mucha razón. 

Y a ti, ¿cómo te va con la licenciatura en línea?

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