Para la mayoría es muy común ingresar a cualquier plataforma digital y comprar artículos que sean de nuestro interés, así es, muchos usamos el comercio electrónico.  El nivel de utilidad de esos artefactos puede ir desde muy necesitado, hasta nada en absoluto. En algunas ocasiones tenemos esa necesidad compulsiva de poseer objetos solo por capricho o porque nos parecieron interesantes. 

Tristemente, este fenómeno es más frecuente en estos días, a causa de la crisis sanitaria en la que nos encontramos. ¿A quién no le gustaría comprar un avión de jabón solo porque no llamó la atención? ¿Acaso no sería genial poseer una pluma que brilla en la oscuridad, aunque tenga otras 10 ya en casa? No es una novedad que Amazon es la plataforma por excelencia para gastar nuestro dinero y esta necesidad en línea es prácticamente nueva. 

Comercio electrónico, el origen de todo 

Aunque las compras compulsivas sea un factor nuevo, la fuente de las compras en línea se remota al año de 1984 con Jane Snowball. Ella estaba muy feliz en la comodidad de su hogar cuando las necesidades básicas de su cuerpo la alertaron para comprar la comida que necesitaba. Pero recordó que su amigo, Michael Aldrich había conectado su computador y televisor, para crear un sistema llamado «Videotex».

Así fue como Jane generó una lista en su televisión de lo que quería comprar en el supermercado (margarina, cereales de maíz y huevos). De esta manera, su pedido fue comunicado al teléfono, el cual contacto a un supermercado y al poco tiempo llegó a su casa. 

Después en 1994, Daniel M Kohn revolucionaría el previo invento creando NetMarket el cual haría el primer pago seguro por Internet, con la cantidad de $12,48 dólares. 

Así fue como con el pasar de los años, las empresas debían buscar la forma de adaptarse a las necesidades de los consumidores que preferían que sus pedidos fueran llevados hasta la puerta de su casa. Aunque la solución más efectiva era crear una plataforma online, las empresas tenían limitaciones para adentrarse en este nuevo mundo. De los primeros en romper esas barreras fue Pizza Hot con su plataforma retro PizzaNet

Lo mejor de lo mejor

Pero fue a finales de los 90 las empresas como eBay, Amazon, Rakuten, entre otras, los que tomaron el paso firme para: entender las necesidades del cliente, sus accesibilidades y sobre todo aprovecharon las innovaciones tecnológicas. 

El inicio de la globalización logró conectar a todos y así los productos podían viajar con mayor facilidad abriendo el campo de posibilidades de compras y de precios. Entonces, ahora no solo podías gozar de las plumas que brillaban en la oscuridad de tu país, ahora imagina ampliar esa colección con objetos luminosos de varias partes del mundo. 

Las empresas acompañaron al consumidor en su camino hasta que adquirió la madurez suficiente para impactar directamente en el comercio electrónico. Ambos, comprador y vendedor, se fueron adaptando para satisfacerse mutuamente. 

Las ventas contemporáneas

En el año del 2017, el Centro de Investigaciones Pew dijo que ocho de cada 10 estadounidenses han usado su celular para hacer pedidos por internet. Actualmente, la cantidad de personas que requieren de las aplicaciones en línea ha aumentado por la naturaleza de la situación en la que nos encontramos. Pero es curioso que la mayoría de la gente haga sus pedidos de comida.

Esto significa que las empresas se han introducido cada vez más en las necesidades del consumidor, a tal grado de ya no ser solo objetos de ocio, también dan accesibilidad a los más vitales. 

Es muy difícil determinar el siguiente grado de alcance al que nos llevarán las compras en línea, pero se ha vuelto parte importante de la vida del consumidor. También es importante recalcar que la pandemia ha beneficiado ampliamente a estos sectores de comercio en línea. No se sabe si pueda o no incrementar, mientras que las empresas se adapten exitosamente al contexto del consumidor, lo demás está de sobra.

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