El boxeo en los años treinta no era nada silencioso. La Ciudad de México era una de sus mayores plazas y, en ella, tres mosqueteros lideraban las funciones. Rodolfo “El Chango” Casanova daba sus espectáculos ante Juan Zurita; este le daba clases en el cuadrilátero a Joe Conde y, para no dejar a nadie con las manos vacía, el caballero del ring solo tenía que soltar cualquier dicho en inglés para enfurecer a Casanova. Ese boxeo fue el que comenzó a vivir Cleto Reyes, para después convertir su nombre en uno de los más icónicos del deporte.

Don Cleto Reyes nació el 26 de abril de 1920 y, para finales de la década de 1930, su historia con los guantes comenzó. Desde la Arena Peralvillo Cozumel, el capitalino pasó por un desafío a nivel amateur que lo dejó exhausto, pero con cientos de monedas en la lona. Aún así, su decisión fue pasar del otro lado de las cuerdas e iniciar su propio legado desde otra trinchera.

Los tiempos libres los empezó a dedicar a la fabricación de un nuevo producto: guantes cocidos de par en par y con toda la atención de figuras como Manuel Azua, Juan Peláez, Francisco Rosales y Guadalupe Sánchez.

Tras pruebas en distintos escenarios, el punto de quiebre llegó con la primera pelea de campeonato mundial en la capital de la República. Desde la Plaza de Toros La Condesa, Juan Zurita expuso el 18 de abril de 1945 -por primera vez- su título mundial de peso ligero ante el estadounidense Ike Williams. Este par arribó al evento con el nombre de Cleto Reyes en sus manos, lo que provocó una posterior aprobación de la Comisión de Box y Lucha Libre Profesional del Distrito Federal.

Años más tarde vino su independización y, en 1965, dio el salto internacional gracias a las aportaciones de Norman Lockwood en la ciudad de Los Ángeles, California, con distribución del producto a lo largo de los Estados Unidos. Ello, combinado con la visión empresarial de su primogénito Alberto Reyes, trajo una nueva etapa para la compañía con productos modernizados, una producción mucho mayor, el registro de la marca Cleto Reyes y una histórica primera participación en los 7mos Juegos Panamericanos de la Ciudad de México.

“Durante la época de oro del boxeo mexicano, todos los grandes campeones usaban nuestros guantes. Ellos dieron a conocer nuestro producto en todo el mundo. Por ejemplo, Vicente Saldívar se los llevaba a Londres, otros a Japón y así se popularizaron”, comentó el antiguo director Alberto. “No tenemos que patrocinarles ni pagarles nada (a los atletas) para que los usen. Ellos los usan porque se sienten a gusto con ellos y de eso les estaré eternamente agradecido”.

De ahí en adelante vinieron infinidad de reconocimientos por estas piezas invaluables, que hoy tienen su lugar en el Salón de la Fama del Boxeo Mundial y el Museo de Leyendas del Boxeo del Consejo Mundial de Boxeo (WBC). Sin embargo, sus mayores logros, para no olvidar su esencia, vienen desde arriba desde el centro del ring con boxeadores históricos de la talla de Muhammad Ali y Julio César Chávez.

“Yo no peleo si no es con los guantes de Cleto”, amenazó Ali el día de su revancha en contra de Leon Spinks. Al multicampeón le permitieron su osadía si tapaba la marca con cinta. Él lo hizo, pero a la hora del combate le rindió respeto a Don Cleto y no escondió nada en su triunfo.

[video_youtube url_video=» src=»https» description=»Muhammad Ali en una noche inolvidable para el boxeo nacioanl.»]

También los cargó el Ratón Macías. Mike Tyson se enfundó con ellos. Oscar de la Hoya consiguió sus victorias con ese rojo. Manny Pacquiao, como el monstruo que fue, se uniformó en esta misma gloria.

100 años cumpliría hoy en vida Don Cleto, pero vale celebrarle junto a un legado que no desaparecerá. Su hijo Alberto también lo acompaña y, a nostros, nos queda honrar y salvaguardar su historia y trabajo por la vida del boxeo.

[twitter id_twitter=»https://twitter.com/wbcmoro/status/1080597617736904705″]