La tercera entrega de Los mexicanos rinde homenaje a Nacho López, uno de los más importantes fotógrafos que diera nuestro país en la segunda mitad del siglo pasado. Ignacio López Bocanegra, orginario de Tampico, fue, en palabras de Óscar Colorado, «un precursor de la porosidad fotográfica donde las fronteras entre géneros se diluyen… Ignacio López Bocanegra salió a las calles de la ciudad de México a registrar a la gente, observó con ojo agudo la pobreza que el México desarrollista prefería ignorar y dirigió su mirada a expresiones como la danza, la niñez y los oficios». Nacho López experimentó además con distintos recursos narrativos, entre los que se encuentran las puestas en escena callejeras y el fotomontaje.

Con esto en mente, los autores de las imágenes contenidas en Los mexicanos 3 –26 estudiantes– salieron a registrar la cotidianidad de las calles del México actual a partir de la visión de Nacho López y de los temas que abordó, para encontrar su propia voz y crear su obra.

Durante la presentación del libro platicamos con algunos de los involucrados en el proyecto.

Fernanda Enríquez / Foto: Marcela Méndez

Con apenas 19 años Fernanda Enríquez Anguiano es la autora de la fotografía de portada, que muestra a cuatro hombres jugando cartas en una banqueta. «En la foto hay un señor que sale con un gorrito blanco, él es el que más me llamó la atención, porque cuando pasé con la cámara me empezó a preguntar para qué la llevaba. Le pregunté si le podía tomar una foto y me dijo que sí. Me empezó a platicar que estaban apostando la propina, porque todos eran taxistas», cuenta Fernanda. Sin embargo, esa foto no fue la definitiva. «Le tomé la foto a él pero no me gustó; al lado había una bardita que estaba cercando un árbol, me subí y la tomé». Al llegar a casa una de sus amigas apuntó que la segunda foto se parecía mucho a una de Nacho López, ésta fue la seleccionada como foto de portada.

Para Fernanda el trabajo de Nacho López es muy valioso porque «vio al México que nadie quería ver». Y, dijo, «aún se sigue sin querer ver, y ese México sigue vivo, pero mínimo (es bueno) ver que desde ese tiempo la gente se preocupaba por no retratar la cara fea de México sino por abrir los ojos de las personas sobre todo lo que estaba sucediendo, y no sólo sobre la pobreza, los niños y los viejitos, sino sobre el arte, toda la expresión cultural que tiene nuestro país».

Para Enríquez Anguiano esta experiencia como fotógrafa le deja un aprendizaje: «darnos cuenta de que hay muchísima gente en las calles… que te está pidiendo dinero, pero que tú solamente le dices que no o le das una moneda, pero no te preguntas por qué están ahí o su situación, y que son personas… que podrías ayudar de mil maneras». Fernanda finalmente nos comentó que tiene como propósito seguir «intentando mostrar a la gente, principalmente a los mexicanos, su país completo, no sólo lo bonito… para que se dé cuenta de todo lo que podemos hacer, puede ser simplemente con tomar una fotografía».

Por su parte, Antonio Chávez, uno de los alumnos cuyo trabajo fue publicado en el libro, comentó que lo que más le gustó de Nacho López fue el happening. «Haberlo hecho 10 años antes de que se hiciera popular fue muy interesante, de hecho fue lo que yo hice en el trabajo para Los mexicanos 3″. Nos contó cómo hizo su foto favorita: envió a una de sus amigas, que parece más pequeña de lo que es, caminando por la calle con una muñeca, hablándole a esta última. «La gente se le quedaba viendo y cuando yo pasaba decían ‘es que esa niña iba con una calaca’ y yo me moría de risa… se puede ver (en la fotografía) cómo dos señores se le quedan viendo a mi amiga… fue muy divertido».

Finalmente, trabajar en el proyecto de Los Mexicanos también representó un aprendizaje de otro tipo para Antonio: «cuando Óscar nos dijo que teníamos que hacer un fotoensayo de gente de pocos recursos me hizo pensar mucho y hacer las fotos, no voy a decir que lo disfruté, pero me dejó muy marcado porque es impactante ver cómo viven esas personas, con tan pocas cosas, y tú llegas a casa y ves todo lo que no necesitas… sí te hace reflexionar».

Antonio Chávez / Foto: Marcela Méndez

También platicamos con Óscar Colorado Nates, director y coordinador del proyecto, quien comentó que Los mexicanos es un proyecto de largo aliento, planeado para 10 años. «Lo que estamos publicando es que un alumno se enfrente a la calle, a que le digan cosas y que al final del día pueda plasmar una visión. Eso me parece fantástico».

Para él el proyecto tiene valor en distintos niveles: le permite ver el trabajo de sus alumnos, da cuenta de que hay capacidad para crear un proyecto de largo aliento y los alumnos ven que su trabajo vale. «El hecho de publicarlos no es gratuito, hay un criterio de exigencia, de excelencia para publicar una fotografía; es una forma de decirles ‘tu trabajo me importa, es digno de seguirse haciendo'».

A los alumnos que participaron el el proyecto les dio un consejo: que si hicieron las fotos en un lugar que ubiquen, hagan una impresión de las imágenes y se las lleven a la persona a la que le hicieron la foto, «que regresen algo, que no solamente se queden con su imagen». También les dijo que no dejen de hacer foto. «Lo más difícil en fotografía no es tener talento, lo más difícil es ser constante, hacer un trabajo a lo largo de los años».

«Les diría a los alumnos que esto que hemos aprendido en clase –que es salir a la calle, tener valor y ser constantes– lo sigan repitiendo, (que repitan) esa disciplina que tuvimos aunque ahora no esté el aliciente de una calificación o exposición, sino que lo hagan porque necesitan hacerlo. Que hagan fotos porque necesitan hacerlas», finalizó.

Antonio Chávez acompañado de José Lis Ortiz, director de Comunicación UP / Foto: Marcela Méndez

Marcela Méndez