Por increíble que parezca, en México es posible practicar alpinismo. A tan solo dos horas de la Ciudad de México podemos encontrar diversas montañas abiertas al público en general, pero, como cualquier actividad, es necesario tener los conocimientos básicos para vivir una experiencia satisfactoria.

 

Nos dimos la misión de acudir al Club Alpino Mexicano (CAM) y ahí pudimos platicar con el presidente de la asociación José María Aguayo: “El Club Alpino Mexicano fue una de las primeras escuelas alpinas en México y hoy es reconocida a nivel mundial”.

 

El centro ofrece un curso de inclusión al montañismo y, debido a su prestigio, no es fácil obtener un lugar, porque se encuentra saturada tanto por locales como por extranjeros. Las generaciones son de 15 personas, ya que uno de los objetivos del club es dar la mejor educación especializada para que los graduados cuenten con la preparación necesaria.

La institución está conformada por el presidente, vicepresidente, director de servicios médico y graduados del club, quienes a su vez forman las cuadrillas de instructores y monitores. El presidente del club, José María Aguayo, mejor conocido como «Chema”, nos contó sobre cómo se lleva la planeación para cada curso.

 

Generalmente, las clases tienen una duración de seis meses y se dividen en tres áreas: media montaña, roca y alta montaña.

 

En la primera fase, se aprenden las nociones básicas como la vestimenta, alimento y acomodo del material en la mochila.

 

La ropa de montaña se conforma de tres capas: la primera es una térmica llamada, coloquialmente, “segunda piel”, esta debe ir pegada al cuerpo para evitar que se enfríe cuando paramos de caminar. La siguiente capa nos da calor durante la caminata, puede ser de alguna tela sintética como el poliéster o telas naturales, como lana y, finalmente, la tercera es impermeable, y evita que factores externos como el agua entren a las otras capas.

 

Este equipo se puede encontrar en locales comerciales especializados, pero, para la facilidad de los miembros del CAM e incluso del público en general, la escuela alpina cuenta con su propia tienda de alpinismo: Aguayo Deportes, ubicada en Coahuila 40, Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc.

 

En la siguiente parte del curso, la etapa de roca, se instruye a los alumnos en técnicas de nudos, escalada segura y rapeles.

 

Con eso aprendido, estás listo para llegar a la alta montaña, donde se aplican los conocimientos adquiridos en las etapas anteriores, pero aquí, según Aguayo, se suma el factor altura: “Las montañas que se suben en esta etapa resultan más técnicas que las anteriores”.

Por último, le preguntamos a Aguayo sobre los mejores lugares para practicar alpinismo cerca de la ciudad.

 

Los dos lugares más cercanos a la ciudad son el Desierto de los Leones con 3 mil 700 metros sobre el nivel del mar (msnm), y el Ajusco, con 3 mil 900. Ambas, explicó el experto, son perfectos para media montaña, ya que no requieren de una técnica avanzada, además de que se encuentran a una altura donde el mal de montaña es casi imposible. Como extra, este par de sitios goza de un clima templado, el cual hace las travesías aún más amenas.

 

Por otro lado, está la Malinche, ubicada en el estado de Tlaxcala, a menos de dos horas de la capital mexicana. A diferencia de las anteriores, esta requiere un grado de técnica mayor, al medir 4 mil 461 msnm.

 

Fuera de las últimas tres mencionadas, existen montañas con mayor grado de complejidad, pues en esta el camino hacia la cima está muy marcado y esto reduce la carga del alpinista.

El Nevado de Toluca y el Iztaccíhuatl, como los mejores ejemplos, al ser montañas de una complejidad similar.

 

“En ambas, la altura es un factor a vencer, pues con la altura del Nevado (4 mil 680 msmn) y la del Izta (5 mil 230msnm) el mal de montaña resulta inevitable para los alpinistas poco experimentados,” confirmó Aguayo.

 

 

Por último, enumeró Aguayo, tenemos al volcán Citlaltépetl, popularmente conocido como Pico de Orizaba: “Un dato curioso es que no se sabe con precisión si es parte del estado de Puebla o de Veracruz, la montaña se encuentra justo en el medio de estas fronteras”.

 

Los 5 mil 636 metros sobre el nivel del mar que posee, la convierten en la montaña más alta de México y la décima más alta de América. Esto significa que solo alpinistas con conocimientos técnicos avanzados pueden ascenderla, según la explicación que nos entregó el profesor Aguayo.

 

Se puede subir y bajar en un día: “El plan ideal es comenzar el ascenso a la media noche, llegar a la cima a las 10 de la mañana, como máximo, para poder bajar con luz, porque es peligroso pasar la zona de rocas de esta montaña sin ella”.

 

“Chema” se despidió de nosotros con una invitación abierta al público para visitar el club y comenzar el curso, pero, aún más importante, a realizar deporte, el cual lo considera parte de una cultura que actualmente nuestro país no posee.